El corazón es un álbum que guarda en sus páginas los recuerdos que nos acompañarán a lo largo de este viaje que llamamos vida...

_{Imagen diseñada en PowerPoint/ F/ F}

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Primer momento: La Universidad de Oriente

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Había egresado de mi Universidad de Oriente con un título que me catalogaba como docente en el área de Castellano y Literatura, y era imprescindible, por supuesto, buscar un trabajo que, además de aportarme beneficios económicos, me permitiera ganar experiencia en la profesión, lo cual es siempre necesario para quien aspira a buscar metas más altas. No había pasado mucho tiempo, cuando me percaté a través de un periódico que estaban solicitando personal en un instituto educativo en Pariaguán; envié mis papeles y me contrataron en seguida.

Estaba muy satisfecho con ese primer empleo, pero allá en los más profundos recovecos del alma mis anhelos decían que yo tenía que ser profesor en la misma universidad donde me gradué. Todavía no había culminado el año escolar, cuando me enteré, a través de un amigo, que en el Núcleo de Anzoátegui estaban buscando un docente de castellano. En seguida realicé el viaje para entregar personalmente los documentos que solicitaban. La jefa del Departamento de Humanidades que me recibió y me hizo la entrevista de rigor me dijo ese mismo día que me preparara para comenzar el siguiente semestre. Fue una de las más grandes alegrías que he recibido.

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Segundo momento: La primera nieta

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Cuando Máriel, nuestra hija, dijo que estaba embarazada, yo no tuve ninguna reacción porque, al parecer, mi cerebro no procesó la importancia de la noticia. Mi esposa, en cambio, sí se sintió invadida por una gran emoción, pero se quedó como petrificada y después de algunos instantes fue que se levantó para abrazarla y expresó las primeras atolondradas palabras que le llegaron a la boca: "Por fin... a mí no cae nada mal un nietecito en estos momentos".

Fue una nieta, Lucía Valentina lleva por nombre, quien nos convirtió en abuelos, una niña que llegó para demostrarnos que es verdad lo que tantas veces se escucha por allí y solo se comprueba cuando en realidad lo experimentamos: los nietos nos enseñan otra manera de amar, otra dimensión de la ternura que se disfruta con un alma menos complicada, más dispuesta a complacer y comprender el mágico mundo infantil que construyen esos pequeños con cada gesto, con cada sonrisa y con cada palabra. Cuando nuestros hijos nos hacen abuelos nos regalan una nueva manera manera de disfrutar la vida.

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Tercer momento: Un cumpleaños especial

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En noviembre de 2021, celebramos como siempre el cumpleaños de mi esposa. No se trató de una fastuosa fiesta y ni siquiera estaban los familiares y amigos cercanos que siempre nos acompañan en estas fechas especiales, sin embargo, fue una ocasión muy emotiva para nosotros, una velada en que la familia agradeció emocionada el hecho de continuar juntos en este mundo.

Ese año, nos dio a todos el Covid, pero mi querida esposa fue la más afectada, tanto así que estuvo casi un mes hospitalizada, bajo estrictos cuidados médicos y auxiliada por una mascarilla de oxígeno. En el momento en que pasó el mayor peligro, le fue dada el alta, pero las atenciones continuaron en casa hasta que unas semanas antes de su cumpleaños se sintió con ánimos de celebrar el nuevo aniversario que marcaba el calendario de su vida. Fue una reunión sencilla, pero de profunda significación espiritual.

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Invito a los amigos:
@elider11,
@paholags y
@moyeon

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_{Nota: Las imágenes que no están identificadas con su fuente pertenecen al autor. La primera y la última fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M y la segunda con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.}