La Mujer Invisible: "Mis novios se parecían a Michael Jackson"

Saludos cordiales a toda la audiencia de Radio Bemba TV. En la tarde de hoy tenemos a una invitada de lujo, a la superheroína Mujer Invisible. Vamos al grano con la entrevista.

Bienvenida al programa. ¿Cómo se encuentra?
Gracias por la invitación y saludos a tu audiencia donde quiera que se encuentre. Vaya un saludo muy especial para mi mamá y para mi vecino don Fulgencio, el señor de la bodega; y aprovecho para encargarle por esta vía un kilo de chicharrones para hacer unos bollos más tarde.
Cuénteme usted, ¿desde cuándo se ha convertido usted en un ser invisible?
Desde que era muy niña. Lo que me pasó fue que me volví muy flaca y ya casi ni me veía de lo delgadita que era. Hasta que llegó el día en que me esfumé casi por completo.
¿Y por qué estaba tan flaca?
Es que mis padres eran veganos, comían todo tipo de verduras y cuando el presupuesto fallaba demasiado hacían ensalada de pasto con mastranto y la sazonaban con aceite de ricino. De modo que yo me la pasaba puro metida en el baño.
¿No tuvo problemas en la escuela?
Indudablemente. Sobre todo, porque yo era floja y en los exámenes, como los demás casi no me veían, me levantaba del asiento y me copiaba de los compañeros. Lo malo era que me copiaba de cualquier alumno y me descubrieron porque las respuestas locas de algunos aparecían tal cual en las pruebas.
Pero en la actualidad a usted no se le ve flaca; se le ve esbelta. ¿Cómo hace para volverse invisible a voluntad?
Bueno, es que recito algunas palabras mágicas que me enseñó la Bruja del 71.
¿Cuáles palabras son esas?
No. No puedo hacerlas públicas. Imagínate el caos que se crearía en el mundo si los malandros aprendieran a hacerse invisibles. Los bancos vivirían en zozobra.
¿En qué momentos usted se desaparece por mucho tiempo?
No acostumbro a perderme por mucho tiempo, porque de repente los chismosos dicen que le ando montando cachos a mi marido.
No. Me refiero al tiempo en que usted se vuelve invisible.
Bueno, duro largo rato invisible cuando voy al parque. Y eso se debe a que, por todas partes, sobre el césped, hay decenas de parejitas haciéndose cariños. También me vuelvo invisible cada vez que entro o salgo por las callejuelas de mi barrio; es que por allá hay malandro que da tristeza.
Sin duda que esa habilidad tiene sus ventajas.
Yo pienso también que una persona se hace invisible a causa de su apariencia.
¿Cómo así?
Bueno, yo me estoy acercando a las 50 primaveras y debido a eso, como no llamo la atención, siento como si no estuviera por allí.
¿Cómo ha sido usted en el amor íntimo?
Al principio, cuando era muy joven, el asunto me daba pena y en todas mis actuaciones a mí solo se me sentía. En efecto, en tales momentos mis novios se veían como Michael Jackson cuando bailaba.
¿Ha salvado a alguien últimamente?
Sí. Le arrebaté la ametralladora a un bandido que pretendía robarle una mano de cambures a una anciana. El tipo cuando vio el arma flotar en el aire y que yo le dije: “Soy el fantasma del comandante. ¡Te voy a matar!”, salió corriendo todo asustado. Pero la viejita también corrió y dejó abandonados los cambures y hasta el bastón que llevaba.
Y, para terminar, señora Invisible, ¿cuál es su mensaje para la audiencia?
Que tengan siempre presente lo que el zorro le dijo al Principito: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Muchas gracias a nuestra invitada y a nuestra audiencia internacional. Hasta la próxima. ¡Chau!