Espero se encuentren todos bien. Es un placer compartir nuevamente con ustedes en Domingo de Recreación. Salí de compras al Mercado de Coche con mis vecinas. Es un mercado que llegan camiones de productos agrícolas de varios Estados de Venezuela, las venden al mayor y detal. La idea era comprar al mayor y compartir, pero anoche llovió y pensé que no íbamos a poder salir. Por suerte, el día amaneció con un sol radiante. Al llegar al mercado, cada uno se dividió para ver los precios; terminamos comprando por separado.

Mis amigas, las pobrecitas, no llevaron gorra, pensaron que el día iba estar templado. Menos mal que me llevé la mía.

Después de unos 40 minutos, todas terminamos con nuestras compras. Nos comunicamos y reunimos nuevamente al lugar donde empezó la separación. Todas sudadas y olorosas, como un coleto remojado.

En casa, llegué buscando la frescura del ventilador. Me bañé y almorcé con unas sabrosas lentejas verdes. Fue una bendición. Media hora después de un buen descanso, mis vecinas me llamaron para jugar dominó.

Era una persona que nunca visitaba a los vecinos, me avergonzaba estar en casa ajena y ser una interferencia. Me han brindado su confianza y siempre me invitan a pasar un rato con ellos. Me impulsa a llevar música y pasapalos. Si no hay nada para compartir, igual la pasamos bien. No sabía jugar dominó y han tenido mucha paciencia conmigo en enseñarme. Cada día estoy teniendo más destreza en el juego. Me siento cómoda.