Y qué decir del poder de las masas… cuando estamos en grupo actuamos diferente y un poder se libera, ya de eso se ha hablado antes y explicado y pues, es un tema amplio.

Pero lo que deseo decir es que una de las necesidades que tenemos como seres humanos es superar ese sentimiento de separación, y a veces se nos puede hacer difícil si no encontramos la manera de acercarnos a otros, o a otro… Necesitamos a la familia, a los amigos, a la comunidad que constituyente esa red de apoyo que nos ayuda a levantarnos cada vez que tropezamos y caemos.

Y cuando se hace difícil podemos encontrar el camino de regreso en los grupos de personas que se unen para hacer cosas tan sencillas como caminar, correr, bailar…

Lo bueno que tiene el grupo al que voy es que no hay limitaciones de ningún tipo para unirse, la entrada es libre, no hay condiciones, no importa tu contextura física, ni tu edad, tampoco importa si no sabes bailar, quizá la única condición al estar allí sea seguir el grupo, o intentar seguir los pasos que hace el profesor. Me sorprende que mucha gente que no sabían ni mover los pies, en la actualidad lo hacen y son capaces de seguirlos, demostrando así que la constancia puede hacer que cualquier persona aprenda a bailar, o al menos a llevar los pasos.

Aquí parte del grupo de la bailoterapia.

Esos pocos minutos cada día pueden hacer grandes cambios, he visto mujeres que llegaron allí opacadas, viéndose pequeñitas, tristes, por tantas causas como estar solas porque sus hijos se fueron del país, o porque están jubiladas, y al cabo de un tiempo las veo más alegres, más fuertes. Había una señora que, en lugar de llevar ropa deportiva, iba con blue jeans y blusas, nunca llevaba el color que decían para ese día (el profesor cada día dice que vayan con un color en especial). Y poco a poco ella fue cambiando, cuando la veo hoy, pienso, no parece la misma mujer, hubo un momento en el que ella se integro al grupo y empezó a prestar atención a lo que decían, y de repente se empezó a ver más alegre, más feliz. Ella se dio su tiempo para adaptarse, sin ninguna presión.

El caso que más me llama la atención es el de un señor que vivía amargado quejándose de la política y la situación del país. Un amigo me comento del cambio que había visto en él, hubo un momento en el que cambio su actitud y su conversación y ahora esta relajado y ya no se queja, se ve diferente, más alegre.

Y esto lo comparto, porque había llegado a pensar que para cambiar nuestras malas actitudes e incluso para vencer la tristeza era necesario hacer grandes cosas, pero es posible que lo único que necesitamos hacer es un solo cambio, uno pequeñito, por ejemplo, hacer algo que nos guste, introducir poco a poco cada día, unos minutos haciendo eso que nos gusta, hasta convertirlo en un hábito, y ese hábito servirá como un detonante, como un efecto domino que nos conllevará a más cambios en nuestra vida…

Ya lo decía el libro “El poder de los hábitos de Charles Duhigg”, un pequeño cambio puede hacer la gran diferencia, y siempre recuerdo el ejemplo que él coloca de una mujer que decidió dejar de fumar y eso la llevo a hacer tantas cosas en su vida que incluso un día llego a viajar a Egipto que era uno de sus grandes sueños, y decía ella que todo empezó cuando decidí dejar de fumar… y así hay muchos ejemplos por el estilo.

Todo lo que necesitamos es dar un pequeño paso, yo digo, hacer algo que nos guste, para que el camino este lleno de esas cosas que nos gustan…

Y tú, ¿has pensado alguna vez en hacer un pequeño cambio en tus hábitos? Quizás sea lo único que necesites...

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las fotos son de mi autoría (excepto las que señalan la fuente).}

@inspiracion