Desde que me casé, hace varios años, he sido siempre el hombre de la casa, el que sale todos los días a trabajar para llevar el sustento, el que distribuye el presupuesto familiar y paga los servicios, el que sale los fines de semana a compartir con los amigos, en definitiva, el que lleva los pantalones y toma las decisiones en el hogar.

A raíz de la cuarentena a la que estamos sometidos, hemos tenido que encerrarnos en el hogar y salir solamente a lo necesario. Éste encierro me ha permitido conocer, apreciar y comprender, todo el inmenso y agotador trabajo que desempeñaba mi esposa, mientras yo trabajaba o disfrutaba con mis amigos.

De un tiempo para acá, las cosas en mi casa han ido cambiando, ahora, yo soy el que hace la comida, lavo y plancho la ropa, barro y limpio el piso, hago los mandados y todas las tareas del hogar, mientras mi amada esposa descansa, ve televisión o se entretiene con el celular; ella es la que toma las decisiones y ordena; ya no salgo a compartir con los amigos, porque me dice que tengo que cuidarme, mientras ella, cada vez que quiere sale a arreglarse el cabello o las uñas y a visitar a sus amistades.

Amigos, gracias por leer mi relato y te pido, que si por casualidades de la vida estás viviendo una historia semejante a la mía, no te acongojes que en Venezuela y el mundo hay muchísimos más jajajaaa pronto volveremos a ala normalidad.