Imagen propia tomada desde mi celular Samsung galaxy A31
Había transcurrido un par de días en el que ella notó que algo faltaba en su vida, así que se dispuso a buscar esa pieza faltante en situaciones que no le favorecían, en relaciones que la hacían sentir menospreciada.
En ninguna de sus experiencias tuvo esa reciprocidad, pensó que algo mal había en ella, incluso llegó a dudar de sus propios sentimientos.
Visitó especialistas, grupo de apoyo pero no parecían funcionar, se sentía cada vez más sola no tenía a nadie con quien platicar.
Las noches se hacían más tristes, la llenaba de ansiedad, de incertidumbre, porque no sabía qué hacer para cambiar lo que pudo haber sido un defecto en cuanto a su personalidad.
Algunas personas llegaron a opinar que era muy especial, bondadosa, con unas ganas de amar inimaginables pero que todas esas características al final le hacían daño.
Y esto por que ella parecía tener una venda en sus ojos, estaba cegada ante cada persona que llegaba a su vida.
En efecto la hicieron sentir invisible, insegura de sí misma, poco agraciada y hermosa. ¡La pieza faltante, la pieza faltante!, ella sollozando en su habitación expresaba mientras golpeaba su almohada.
Recordaba que aquella noche ese había sido una de las palabras expresadas por alguien quien en su momento fue el amor de su vida. La pieza faltante llegó a significar mucho para ella y eso era lo que estaba buscando incansablemente, pero realmente de qué se trataba esa pieza faltante, esto no era más que el amor propio que se debía a ella misma.
Entonces empezó a comprender que debía mantenerse firme en su convicción, en sus propósitos, en su enfoque y que nunca podía permitir que alguien más se sintiera con el derecho de pisotear hasta sus pensamientos.
Cada relación de la cual ella experimentó, le dejaba una enseñanza, un sin sabor pero definitivamente era necesario aprender. No de la manera como quizás le hubiese gustado, pero es cierto que una lección para hacer tomada en cuenta así era como debía suceder.
Ella se levantó muy temprano en la mañana, se sirvió una taza de café y tomó asiento en su sofá, cerraba los ojos y era como si una tira de fotos pasaran en sus pensamientos, unas cuantas lágrimas bajaban por su rostro. Enseguida ella sonrió, posiblemente no era demasiado tarde cuando decidió que dentro de su ser no debía faltar ninguna pieza.