Huellas trascendentales / Un ejemplo de valores inquebrantables

  Me complace unirme a esta dinámica que han organizado en la comunidad porque, a través de ella les voy a hablar de una persona que dejó una huella trascendental en mi vida. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Durante el transcurso de mi vida he conocido personas que me han enseñado a comprender de la mejor manera posible cómo es vivir la aventura que lleva por nombre Vida y, lo agradezco mucho porque, gracias a esas lecciones, mi recorrido en este viaje ha sido de crecimiento y disfrute total.

  Entre todas esas personas valiosas que han llegado a mi vida, hay una que se consagra como la reina de imprimir huellas trascendentales en mi vida y, esta persona es mi abuela Ana Antonia o, Toña como se le decía de cariño acotando que hablo en pasado porque, hace 19 años partió al paraíso celestial.

  Cuando mi abuela falleció yo tenía 8 años de edad y aunque técnicamente tuve muy poco tiempo para aprender de ella, entre sus legados me enseñó que lo importante no es cuánto está una persona con nosotros sino, lo que es capaz de transmitir en el período de convivencia que lleguemos a tener.

  Ella se caracterizó por ser una persona de carácter fuerte pero, al mismo tiempo proyectaba una dulzura que evidenciaba un contraste muy notorio en su personalidad y, aunque tuvieron que pasar unos añitos para que pudiera entender muy bien su personalidad y dimensionar las lecciones que me impartió, hoy día estoy agradecida por su ejemplo.

  Les confieso que, mi amor hacia la naturaleza lo aprendí de ella porque, todas las tardes la acompañaba a regar sus flores o árboles y durante esta actividad, veía cómo le hablaba a esos elementos al igual que, siempre me decía que amar a la naturaleza, es amar la vida misma porque somos elementos conectados.

  Mi abuela para mí es un maravilloso ejemplo a seguir porque, ella en compañía de mi abuelo decidieron dejar la vida de pueblo para mudarse a la ciudad y así, sus 12 hijos tuvieran mejores oportunidades en la vida pero, esto no llega hasta allí ya que, durante su existencia transmitió amor, filantropía y humanismo.

  Para mi abuela era muy importante adquirir valores por ello, se dedicó a enseñarle a sus hijos e incluso, más adelante lo hizo con sus nietos su significado porque, a manera de pincelada recuerdo cuando ella me hablaba sobre la solidaridad, el apoyo, la amistad, honestidad y el amor lo cual agradezco ya que, al crecer pude procesar mejor lo que implica cada uno.

  Trabajar por nuestros sueños también lo aprendí de mi abuela aunque, aquí debo confesar que pude conocer esta peculiaridad de ella por las anécdotas que mi papá y tíos me han contado; novedad que estoy segura que está en el ADN de sus hijos y nietos porque, a todos nos encanta evolucionar.

  Algo gracioso con mi abuela es que, las personas que la conocieron cuando ella tenía mi edad dicen que soy su retrato vivo y varias de las expresiones gestuales que hago, ella de igual manera las hacía y cuando me dicen eso, me emociono porque siento que su huella también está en mi de esa manera y es muy agradable.

  Mi abuela siempre tenía las palabras idóneas para motivar a alguien; de hecho, en reiteradas ocasiones la vi abrazando a las personas que necesitaban consuelo y, hoy día estoy convencida de que así como fue un ser humano de luz para su familia, también lo fue para sus amigos e incluso, conocidos.

  La maldad o flojera no eran rasgos que caracterizaban a mi abuela y, eso me agrada muchísimo porque soy partidaria de creer que si le damos lugar a esas malas características, nos hacemos mucho daño y no es la idea ya que, estamos en este mundo para transmitir cosas positivas que edifiquen.

  Tener claro que somos lo que hacemos o decimos, era algo que mi abuela sabía muy bien y, pienso que debido a ello fue que durante su vida se dedicó a hacer el bien y, sus acciones fueron tan perfectas que, su legado está inquebrantable ya que, cuando se le recuerda, el enfoque que la rodea hace énfasis al ser humano tan noble que fue con todos los que la conocieron.

  Eternamente estaré agradecida con la vida por haberme dado la oportunidad de tener una abuela tan especial y, estoy segura que su ejemplo y huella, jamás dejaré de nutrirlos en mi vida porque, sin duda alguna, cuando nuestros valores no se quebrantan, logramos ser la mejor versión de nosotros.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron extraídas de mi galería personal}