SEC-S18W6: Érase una vez cuando era niño!

  La infancia es la etapa más corta que vivimos los seres humanos durante el ciclo de la vida por ello, he aprendido que tenemos mucho tiempo para disfrutar siendo adultos pero, estamos muy limitados cronológicamente hablando para explorar el mundo siendo niños.

  Tuve la fortuna de disfrutar mucho siendo niña y gracias a eso puedo decir que mi infancia transcurrió de la manera soñada; particularidad que me ha llevado a pensar que si tuviera una máquina del tiempo, no dudaría en volver a ese hermoso ciclo de mi vida.

  Mi familia siempre se encargó de garantizar que mi recorrido por la infancia transcurriera con mucha felicidad y, les agradezco mucho esta particularidad porque, gracias a eso hoy día tengo hermosos recuerdos de mi niñez y, uno de ellos está plasmado en esta fotografía ya que, ella me recuerda cuando conducía este triciclo y como dato curioso les comparto que, mi papá lo conservó después de que dejé de usarlo.

  En este triciclo siempre hacía competencias e incluso, jugaba a que vendía helados que hacía con arena o hojas de un árbol de níspero que había en casa; juego que de acuerdo a mis tías inventé después de ver a los heladeros que pasaban todas las tardes.

  Aunque este triciclo se ve inocente, esconde varias caídas de las cuales, recuerdo tres con gran claridad y, no sé si fueron las más aparatosas pero, independientemente de ello, hoy día disfruto esos recuerdos porque, no hay infancia que no tenga en su historial algunos golpes.

  Los parques naturales también formaron parte de mi infancia y, me atrevería a decir que debido a ello fue que desarrollé tanto amor hacia la naturaleza ya que, mi papá me llevaba al Parque Zoológico Botánico Baradida o el Parque del Este (Ambos ubicados en Barquisimeto) desde antes de caminar y de acuerdo a lo que él me dice, hizo tradición llevarme a estos lugares todos los fines de semana; siendo esta una actividad muy familiar.

  Aunque no recuerdo esas vivencias, cada vez que mi papá me cuenta esas anécdotas, disfruto mucho de su emoción y, en esos momentos me encantaría tener una máquina del tiempo para poder viajar a esa época y ver dichas vivencias porque, si es emocionante escuchar a mi padre relatar esas historias y ver estás fotografías, observarlo sería de ensueño total.

  Cuando transcurrió el tiempo, la dinámica de visitar los parques evolucionó porque, ya no era solo un momento entre padre e hija sino que, comencé a frecuentar esos lugares en compañía de mis primos y, recordar esas mágicas experiencias me hacen sentir la felicidad más grande que se puedan imaginar porque, durante ese tiempo las sonrisas, inocencia, curiosidad y complicidad entre nosotros nos permitió vivir momentos inolvidables en esos parques.

  Hasta este momento, cuando mis primos y yo conversamos de estas visitas al zoológico, nos reímos como si estamos viviendo esas experiencias de nuevo y, de vez en cuando en el grupo que tenemos por WhatsApp, enviamos esta fotografía y cada uno cuenta una anécdota diferente de ese momento.

  Quiero dejar presente que, aunque soy hija única, crecer con mis primos me permitió comprender que, ellos además de mis primos, también son mis hermanos ya que, durante nuestra niñez nos enseñaron a querernos con sentimientos de hermandad y gracias a esto estoy convencida de que tengo los mejores primos/hermanos del mundo.

  En este viaje por mi niñez no podemos dejar de hablar sobre el momento que quedó inmortalizado como la única vez que he consumido chocolate. Para quienes no lo saben, hoy día es un dulce que no me gusta y, aunque en algunas ocasiones he intentado comerlo, el rechazo es inmediato pero cuando era una niña, me comí casi todos los chocolates que mi tía tenía en una bolsa y, ella siempre cuenta que fue tan grande su impresión al descubrirme comiendo sus dulces que, no dudó en pedirle a mi tío que me fotografiara con ella.

  Cuando en mi familia hablan de preparar un dulce de chocolate y digo que solo los acompañaré observandolos, ellos recuerdan esta fotografía e inmediatamente les digo que, sería muy lindo ser niña de nuevo y así saber si comer tanto chocolate en ese momento me repugnó porque, estoy convencida que después de esta vez, no volví a comer este dulce.

  Sin duda alguna, estos momentos de cuando era niña son mágicos para mí y, a medida de que pasa el tiempo los atesoro más en mi corazón porque, al recordarlos me permiten sentir que, mi niñez me enseñó a ser una adulta muy feliz capaz de sonreír y vivir sin temor.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron extraídas de mi galería personal}

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