La vida está repleta de momentos que parecen concatenarse; eventos de distintos tipos y dimensiones que terminamos catalogando como buenos, neutros o malos. No digo que esta acción sea innecesaria, o indeseable, porque categorizar lo que nos pasa, nos ayuda a entender y dar orden a nuestras vidas y al mundo que nos rodea. Pero, quizás, en este catalogar de las cosas nos perdemos en los análisis, de disfrutar de los pequeños momentos de la vida.

Los pequeños momentos son importantes

Disfruto de cosas tan simples como comerme una barquilla o escuchar una música que me gusta, o simplemente leer un buen libro o salir de paseo a algún lugar agradable. La verdad es que el estado mental de alegría y goce que logro en mi vida por medio de pequeños detalles, lo hago porque valoro esos pequeños sabores, olores, sonidos y experiencias, y toda cosa que lleve a mis sentidos a reaccionar en un sentido positivo y esencial. Por cierto que esta barquilla que ven en la foto de arriba, es una que me comí hace unos días, pero debo confesar que es una de mis debilidades, ya que me encantan los postres.

Como ya dije, la vida está compuesta por miles de momentos que se entrelazan y suceden, pero existe algo que siempre he considerado importante, apreciar los pequeños momentos de la vida, esos pequeños instantes que nos traen paz y tranquilidad y que, para muchos, parecen insignificantes. De hecho, muchas personas menosprecian esas pequeñas cosas de la vida, y no se atreven a disfrutarlas ni aún pudiendo, porque es como si sintieran que no merecen ser felices. Es como si no entendieran que la vida es una sola y hay que vivirla...

Para tales personas, la vida se convierte entonces un seguidilla interminable de hechos rutinarios que van transcurriendo y que no tienen color, ni mucho sentido, y entonces se vuelven seres grises, sin ánimos de hacer o sentir nada diferente en sus vidas, ni de agradar a nadie más. Y eso de verdad que, a mi modo de entender, es algo triste e infortunado.

Yo sí trato de apreciar y disfrutar al máximo posible la vida, y por ello busco la calidad, la innovación, la belleza, lo sublime, lo espectacular. Y aunque parezca lo contrario, ser así no tiene que ser costoso por fuerza, porque las mejores cosas de la vida muchas veces son gratis. Estoy hablando aquí de esos momentos que pasan desapercibidos, pero que le dan color a nuestras vidas. Un simple sabor, una simple palabra de ánimo, una bonita canción, un momento con una persona que amamos, un hermoso cuadro, un amanecer, una bella fotografía, una buena película, o cualquier cosa que nos agrade, todo puede cambiar el color de nuestro día en un sentido positivo y especial.

Y todos son momentos pequeños porque no marcan hitos importantes que afecten dramáticamente nuestra existencia, pero son momentos de disfrute, que nos ayudan a verlo todo desde una óptica más brillante, hermosa y optimista. Así que esos pequeños momentos que parecen inertes y sin importancia, resultan en conjunto ser invaluables en la vida de cualquiera. Pero que los sepamos apreciar es lo que marcará la diferencia para nosotros.

Un pequeño antojo que tengo por estos días

En honor a esos pequeños momentos que deben contar en nuestras vidas, debo mencionar que una cosa que me encanta comer son los camarones rebosados, pero por falta de dinero, hace tiempo que no los como. La verdad es que yo solía comerlos en restaurantes hace años, y me gustaba consumirlos acompañados con algunas cervezas bien frías. Pero ahora, de momento, ni siquiera puedo mirar el precio de los que venden el mercado sin querer salir corriendo, jajaja.

Y no es que no me atreva a comprarlos, sino que por la situación económica he tenido en los más recientes años, he tenido que priorizar otros gastos. Pero tan pronto me pueda dar el gusto, quieroocomprar un kilogramo para prepararlos yo mismo rebosados y al ajillo. De momento, me conformo con mirarlos en el mostrador del supermercado y tenerlos como antojo pendiente. Yo soy muy de preparar comidas en casa, de comprarme unas cervezas y con buena música junto con buena compañía, disfrutar de un buen rato en el hogar.

Llámenme anticuado, pero ese tipo de momentos los valoro y atesoro en mi mente y en mi corazón, y al final, como ya comenté, de la unión de miles de momentos como esos es que se conforma lo que llamamos vida. Porque soy de la mentalidad de que en la vida hay que disfrutar lo más que podamos y no negarnos las cosas (salvo que verdaderamente no podamos dárnoslas), porque los momentos felices hay que procurarlos y disfrutarlos, ya que los momentos tristes están garantizados. Así que la felicidad es algo que debemos perseguir conscientemente.

Todas las imágenes de este post, son de mi exclusiva propiedad y fueron tomadas con mi celular Samsung A33.