Saludos mis estimados amigos digitales

Gracias a la amiga @inspiracion por proponer este tema, que nos invita a regresar a una tradición ya perdida. Escribir una carta es un acto reflexivo y muy interno, por eso a veces es necesario hacerlo en lugar de compartir emoticones en redes sociales.

También quiero invitar a @venecineaudio @isgledysduarte y @alejos7ven para que se unan a esta dinámica. Seguramente dedicarán una carta a un amigo o amiga

Me dolió tu separación

Hermano, supe que te separaste. Me dolió mucho saber de tu separación. Me dolió en lo personal que no te pudieras apoyar en mí en ese momento, porque yo también estaba atravesando un momento difícil en lo familiar.

Aquí estoy, escribiéndole una carta a un amigo

Sé que en otras condiciones nos hubiésemos tomado unos tragos y hubiésemos repasado aventuras y desventuras. Te hubiéses podido desahogar de todo el dolor que yo sé que tenías por dentro.

Entiendo que otras personas te vieron “tranquilo y relajado” luego de la separación. Pero yo sé que llevabas el dolor por dentro. No es fácil dejar escapar más de una década junto a una persona maravillosa y que luego todo se termine.

Aquí estoy, escribiéndole una carta a un amigo

Todos tenemos diferencias y dificultades. Todos tenemos altos y bajos en una relación. Pero nadie quiere que una relación se termine, sobre todo si hay niños -niñas en realidad- en medio. Claro, tus niñas son guerreras y sabrán adaptarse a su nueva realidad, pero no deja de doler que tengan la obligación de hacerlo.

Sé que esta carta te la escribo tarde. Cuando ya la tormenta pasó. Cuando ya se sacaron cuentas de lo perdido, y cuando ya las heridas están cicactrizadas. Sé que estoy escribiendo cuando ya el dolor de la separación se olvidó y se cambió por la costumbre de una amistad fría y a distancia, alimentada por la conveniencia de una familia que crecerá hacia distintas direcciones.

También por eso me dolió, porque no llegué en el momento oportuno, porque no pude pasar una tarde como tantas otras en las que conversábamos de todo y de nada, separados y unidos por un tablero de ajedrez o una mesa de dominó como excusa para conversar de lo que nos inquietaba en nuestros trabajos, con nuestras familias, o con nuestras relaciones.

Estoy tranquilo sabiendo que ya las heridas y las lágrimas quedaron en el pasado, y ojalá, en el olvido. Pero no deja de dolerme tu separación, porque desde jóvenes pensábamos nuestros futuros con nuestras respectivas parejas y pensábamos en llevar a los niños a los parques, para que crecieran juntos, como lo hicimos al principio, cuando estaban pequeños y yo no había emigrado con los míos.

Esa separación también fue dolorosa. Desde mi punto de vista, necesaria, pero no dejó de doler el hecho de separar a los “amiguitos” que crecerían juntos.

Aquí estoy, escribiéndole una carta a un amigo

Dejaré esta carta hasta aquí, confiado en que lo que viene será mejor, y que el dolor se transformará en enseñanza.

Se despide un amigo.

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