Nadie está libre de pecado en la sociedad moderna, sin embargo una brillante joven estudiante procedente de una humilde familia parece ser ajena a todo ese mundo oscuro y banal ella es inocente, pura, sencilla y espera seguir siéndolo... o al menos eso creía ella antes de descubrir accidentalmente un secreto muy perturbador en su "impecable vida"

Al finalizar la tarde poco antes de que el sol se ocultara detrás de las montañas que bordean la ciudad Tamara llegó a casa, mamá la esperaba con un pequeño pero muy lindo pastel de cumpleaños de su sabor favorito, moras con crema batida... era un pequeño pastel de tres capas de bizcocho relleno con abundante crema batida y trozos de jugosas moras, arriba un circulo de moras perfectamente ordenadas una al lado de otra y en el centro más crema batida en picos, tan blanca como la nieve que hacían resaltar la hermosa velita en forma de espiral que mamá encendió justo cuando Tamara gritó - mamáááá ya llegué -

- Hija, te estaba esperando... mira tu pastel de cumpleaños!!! - Tamara emocionada se acercó a su mamá tomó el pastel lo colocó sobre la mesa y le dio un gran abrazo, - pide un deseo - dijo mamá aplaudiendo eufórica. Tamara, todos los años anteriores (al menos los que ella podía recordar) siempre pedía algo material como una mochila nueva o conocer algún lugar de esos que leía en los libros, y como la mayoría de sus deseos no se había cumplido este año decidió que sería diferente y apretando fuertemente los ojos con su rostro muy cerca del pastel deseó en silencio... Su pensamiento era concentrado, las palabras en su mente fueron claras, tan claras que sintió como retumbaban en su corazón y por un instante todos los demás ruidos se apagaron: - deseo saber toda la verdad sobre mí, por qué soy una chica rara, por qué no recuerdo mi vida antes de los 7 años, por qué mis dolores, por qué?.... por qué estas lagunas en mi mente?, deseo la respuesta a todos mis por qués !!! - acto seguido respiró profundo y sin abrir los ojos sopló fuerte y apagó la vela. Mamá emocionada le preguntó: - que deseaste esta vez conejita? - y Tamara le respondió: - Mamita solo por esta vez no te lo diré, de verdad deseo que se cumpla -

Tamara tomó su mochila, subió a su cuarto y al tumbarse en la cama mirando el techo de la vieja casa donde vivían se preguntó: - estaré preparada realmente para recibir todas las respuestas a mis preguntas? - La vida de Tamara era un misterio para ella misma, por alguna razón no lograba recordar nada de su infancia antes de los 7 años, el primer recuerdo en su mente era del día que llegaron a esa casa donde vivían, su infancia solitaria entre la escuela y la casa, su única compañía había sido mamá, se cansó de preguntar por su familia y de recibir siempre la misma respuesta: - Todos viven fuera de la ciudad - jamás una llamada, jamás una reunión para navidad, jamás una tarjeta de cumpleaños... para Tamara era difícil creer que eran solo ella y mamá en el mundo.

Pero la pregunta que más atormentaba su mente era por qué esos dolores? Unos días más fuertes que otros, a veces desaparecían por días y la pesadilla parecía terminar y luego de nuevo estaban allí sin motivo aparente, al bañarse a veces notaba pequeños moretones, rasguños en sus piernas a veces en los brazos pero prefería no decir nada, en fin nadie los notaría pues siempre los cubría con sus vestidos, toda su ropa era casi igual... mamá la hacía para ella y la verdad es que poco le interesaba la moda, Tamara prefería ser "invisible" entre ese y otros pensamientos se quedó dormida... Esta extraña y hermosa chica jamás pensó que su deseo comenzaría a hacerse realidad esa misma noche.