-¡Mantenerlo recto! Decía mi abuela mientras yo sostenía el cuadro que estaría en la pared central de la casa. Yo le decía: ¡Pero abuela esto está más recto que una regla de 30 centímetros! Para mi abuela siempre fue muy importante mantener las cosas bien niveladas. Nada podía estar descuadrado ni volteado. Ella decía que eso alteraba su Feng Shui ¡Válgame Dios! De verdad no sabía si ella sabía algo de eso, pero sí tenía claro que el desorden la descontrolaba. Yo siempre le hacía bromas a la abuela, movía todos los cuadros sacándolos de su forma habitual y ella se enfurecía conmigo... ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! Ya ella no está. Murió hace unos años y, mientras la vestíamos para su entierro, nos dimos cuenta de que estaba torcido el ruedo de su mejor vestido y todas, al mismo tiempo, dijimos: -¡Mantenerlo recto! Mi pobre abuela se hubiera vuelto a morir si veía ese ruedo tan torcido.