Estaba de visita en casa de mis tíos, vivían en el campo al lado de una boscosa colina, en los prados del sur. Hacía frío y el cielo estaba nebuloso, no permitía el asomo de las estrellas ni del sol, ni de la luna.
Eran agricultores y ganaderos muy buenos y las tres comidas del día siempre estaban abundantes de carnes y verduras, huevos, leche y legumbres.
La vida era hermosa y llena de trabajo, cada vez que podía en las tardes antes de que se ocultara el sol, me tiraba en el verde pasto junto al bosque, quería disfrutar todo lo que podía ya que no me quedaría mucho tiempo allí, en un instante el sonido del viento y el suave pasto que era increíblemente cómodo me pusieron a dormir, ignoro cuantos minutos han pasado pero desperté al escuchar el gemido de un animal que vino del bosque, lo cual es extraño ya que en esa región no hay animales salvajes, me acerqué a unos metros de la entrada de árboles extrañamente definida como un umbral para entrar en él y encontré una roca empapada de sangre y a su lado, lo que parecía ser la punta de un cuchillo ensangrentado.
No sabía muy bien si era de un cuchillo pero la tomé y regresé a la casa para mostrarle el raro objeto a mi tío, pero el solo lo miró y no dijo ninguna palabra relevante, solo me dijo que podrían ser ladrones de gallinas, que las matan si las ven solas fuera de sus corrales para luego llevárselas, ya que esa región estaba llena de caseríos y pequeñas fincas.
Me encontraba pensativo, lo que me dijo mi tío no tuvo sentido para mí, ya que lo que escuché, no sonaba como a una gallina sino como algo más grave y grande, y quería investigar más pero ya era muy de noche y además todo estaba tan negro que la casa parecía una lámpara en medio de la oscuridad del campo.
Una hora después de cenar, nos fuimos a dormir, me doy un baño de agua fría y me siento al costado de la cama, no dejaba de pensar en aquello que había encontrado; cuando me dispongo a tirarme a dormir, miro por la ventana y noté una especie de resplandor púrpura que titilaba en dirección al bosque, era tan brillante que penetraba en mi cuarto y lo iluminaba todo; poco a poco, la luz se hacía más débil y me preguntaba si mis tíos habían notado la intensidad de su brillo, pero no sé cómo no se me ocurrió preguntarles o llamarles a la puerta de su habitación.
Decidí impulsivamente aventurarme a averiguar por mí mismo, me vestí, tomé una lámpara y me encaminé hacia al bosque, antes de que el curioso resplandor se perdiera dentro de éste; y mientras caminaba por el sendero siguiéndole los pasos por un momento desapareció, y me quedé en medio de la nada con los árboles, hasta que la luz volvió aparecer más adentrada en el bosque, y me dirigí rápidamente hacia allí, mientras más cerca estaba escuchaba voces y risas de personas cada vez más fuertes hasta que las pude divisar; y vi la luz purpura resplandeciente que brillaba como fuego fatuo en medio de la danza de los encapuchados individuos.
Vestían de gris y portaban máscaras como de demonios y monstruos de ojos saltones y brillantes, y más al fondo se encontraba un hombre de túnica negra y de máscara plateada con un rubí resplandeciente en el centro, y frente a él, se encontraba un altar con vasijas que a mi parecer, contenían un líquido rojo que se distinguía mucho con la luz del fuego, las vasijas parecían de hierro pero tenían distintos colores, la del medio era púrpura, la de la derecha era verde y la de la izquierda era roja; frente a la vasija púrpura que por cierto, estaba menos llena que las otras dos, había un hombre inclinado con la cabeza abajo y las manos sobre el suelo, como esperando una palabra del hombre con la máscara plateada.
Entonces, mientras todos danzaban, el hombre con la máscara plateada saca de su túnica una daga pequeña con forma de hoja de árbol brillante, y la levanta apuntando hacia el cielo; en ese momento, todos dejaron de danzar, y miraron hacia el nebuloso cielo, y fue entonces cuando las nubes se despejaron, revelando una enorme y brillante luna purpura, no podía creer lo grande que estaba esa luna, era tan grande que cubría la mitad del cielo, era demasiado impresionante, me asusté tanto, pensé que nos caería encima por lo cerca que estaba; entonces, el hombre de la máscara plateada, soltó un grito colérico y ensartó la daga en el cuello del hombre inclinado frente a él, y derramó toda su sangre en la vasija purpura, fue tan grotesco como si estuviera degollando un carnero.
Jadeaba de miedo con mis manos en la cara, hasta el último instante cuando el pobre hombre no emitió ya ningún sonido, y su cuerpo sin sangre fue tirado a un lado; en ese momento todas las personas de túnicas grises se quitaron sus horripilantes máscaras dejando sus rostros al descubierto, y para mi mayor temor y sorpresa entre todos ellos, participes del horrendo ritual, estaban mis tíos, mis queridos y tranquilos tíos miembros de un culto sanguinario y secreto, en ese campo inhóspito, no sabía que pensar o que creer; nadie le dirigió ninguna palabra a nadie, todos estaban en absoluto silencio, luego todos miraron al cielo al mismo tiempo y las nubes volvieron a ocultar la púrpura, enorme y resplandeciente luna, luego todos volvieron a colocarse sus máscaras y comenzaron a danzar de nuevo, y se servían bebidas entre ellos y reían soltando fuertes carcajadas felices.
En ese momento reaccioné de la impresión de todo lo que había visto y aproveché para alejarme de ese lugar lo más sigiloso posible hasta que estuve lo suficientemente lejos, y corrí, corrí tan rápido hasta llegar a la casa, subí a mi cuarto, me tiré a la cama cargado de horror, de mis ojos brotaban lágrimas sin gemidos y estaban tan abiertos de la impresión que pareciera que se fueran a salir de sus órbitas. Al cabo de un rato, escuché la puerta principal abrirse y posteriormente pasos en el pasillo hasta la habitación de mis tíos, eran ellos obviamente, aún se escuchaban sus murmullos que hacían eco en el pasillo hasta mi habitación, posiblemente hablando de lo de esa noche; no pude dormir, todavía pensando en todo lo que había visto y de que mis tíos pertenecían a ese círculo de maldad, hasta que miré el reloj, vi que eran un cuarto para las cinco de la mañana, así que de un salto, empaqué todas mis cosas lo más rápido que pude y me dirigí a la puerta con la misma velocidad hasta salir de la casa, me fui hacia el pueblo corriendo hasta llegar a la parada más cercana donde, después de un rato de espera pude tomar un autobús. Hasta el día de hoy, no dejo de pensar en esa noche, he tenido pesadillas, delirios y pensamientos en voz alta referentes a ese tema, después de irme solo recibí un mensaje de mis tíos a mi celular, que al leerlo sentía que el corazón se me fuera a salir del pecho, el mensaje decía: “ESPERO QUE LO QUE HAYAS VISTO NO SALGA DE TU CABEZA QUERIDO SOBRINO, NOS VEREMOS PRONTO.”
Jajajaja me perturbó mucho bro, deberías de seguir con esto
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Seguimos en la treta, jajaja saludos bro.
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No me la había leído completa por falta de tiempo pero, uyy que perturbarte jajaja sigue así
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Gracias bro. Vendré con más horror jajaja saludos.
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Increibleee, empecé a leer y cada vez más me adentraba en la historia. Muy buena historia, amigo
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