Hace algunos años, cuando yo era niño, recuerdo que la lluvia solía ser algo muy divertido, ya que mamá nos permitía salir a mi hermano y a mi a jugar mientras llovía. Recuerdo que el agua era realmente muy fría, y sin embargo, era algo que disfrutábamos mucho.
Una de las principales razones era que no sólo salíamos el y yo sino que lo mismo hacían otros amigos, a quienes también dejaban salir, y corríamos mientras llovía. Tan sólo eso era suficiente para poder pasar un buen rato, muy agradable, mientras la lluvia hacía lo suyo. También era muy divertido los grandes chorros de agua que caían de los techos a través de tubos que solían servir de sistema de desagüe del agua de lluvia que caía en los techos.
Por supuesto, era agua limpia, fría y limpia. Pero recuerdo que pocos de nosotros, de los que nos exponíamos a la lluvia nos enfermábamos por eso. De hecho, nos fortalecía el sistema inmunológico el exponernos a todo eso que ahora se evita. Y eso nos permitió crecer sanos, aunque parezca mentira.
Sé que en otros países, o en las zonas más rurales del mundo, esto sigue siendo una realidad, y no sólo eso, sino que actividades como la pezca sirven de aliciente para que los más pequeños salgan y disfruten de otra manera, algo que es muy distinto a lo que se hace hoy en día.
Los niños están siendo sobreprotegidos, y no creo que sea eso algo muy bueno, porque el exceso de protección crea debilidad en muchos aspectos, no sólo a nivel físico frente a enfermedades sino también a nivel psicológico, pero parece que la tendencia es cada vez más a eso, a la sobreprotección.
Entiendo, claramente, que actualmente las condiciones son muy distintas, y en todos los sentidos, de como eran hace 20 o 30 años, pero lo que sigue vigente, y desde tiempos remotos, es el hecho de que mientras a más situaciones difíciles te expones, más fuerte te haces, porque te hace sacar lo mejor que tienes para poder solventar la situación difícil, y eso te hace fuerte.
Debemos cuidarnos ahora más, si, muy probablemente, pero independientemente de esta realidad, es necesario que los niños se expongan más a lo natural, para que se fortalezcan, no debería ser opcional, ser vigilados es importante, porque sabemos muy bien que hay riesgos a los que se pueden exponer sin saber que es realmente peligroso, sin embargo, una caída de vez en cuando no hace mal.