Mi llegada al "planeta mamá"

Ver a mi madre criar a cuatro hijos en la década de sus veinte años, fue una de las situaciones que más marcó mi vida.

Eventualmente, desde mi cuerpo de niña y hermana mayor, la vi en oportunidades lamentarse por tantas cosas que estaba perdiéndose por tener que estar en casa, cuidando de cuatro chamos, incansables a toda hora del día.

Sus lamentos nunca fueron de boca para afuera, pero como dicen, la procesión se lleva por dentro.

Yo era una de esos cuatro, pero pronto, decidí crecer y ponerme de lado de mami, ayudarla, ser una buena niña que aliviara tanta carga. Solo quería que mami fuera feliz.

Tuve record en portarme muy bien, lavar los trastos de la comida, en aprender más rápido las labores de la cocina, cuidar a mis hermanitos, ayudar a mami a dormirlos por la tarde, en fin, practicar en las afanosas artes de “ser mamá”.

Pronto pensaba como adulta. Era una niña en mis sueños más básicos, pero más madura que el promedio. Entendía muchas cosas que no debía entender, amé a mis hermanos y los cuidé, por mucho tiempo me sentí responsable de ellos, de que estuvieran bien.

Mi adolescencia y entrada en la adultez, fueron igual de buenas que mi infancia. Nunca salí de los parámetros de lo que estaba bien, estudié en la mejor universidad, me gradué y mi éxito profesional vino como consecuencia de mis constantes esfuerzos, me dediqué a cumplir los sueños que eran míos, pero que se sustentaban en ver la sonrisa de mamá y papá, orgullosos de mí.

Incansablemente trabajé para ser en muchas cosas la mejor. Sobre todo en el aspecto laboral, aquél que mami nunca pudo desarrollar por estar cuidándonos. Muchas veces pensé que más que por mí, quería hacerlo en honor a ella.

Rápido cumplí muchas metas, incluso algunas que muchos que se han desempeñado en mi misma profesión, tardaron años en conseguir. Nunca pensé en que llegaría a ser mamá. Ya lo había sido a medio tiempo, de mis hermanos.

Nunca fui precoz en nada, y esta vez no fue la excepción. Justo en la puerta de salida de mis veintes, significativo punto de partida para hacerlo diferente de mami, me descubrí inmersa en esta nueva gran aventura: convertirme en mamá.