Enamorado de mi ex esposa
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Enamorado de mi ex esposa es una novela romántico, los protagonistas son Sonia Reyes y Tobías Furtado, puedes leer esta novela en línea en la página web de Joyread Español.
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Enamorado de mi ex esposa - Capítulo 7
Al ver a Ciro comportarse de una forma tan misteriosa, a Sonia la asaltó la curiosidad.
—Primero dime a dónde vamos y veré si quiero ir o no.
—Sonia, ¿cómo va a ser una sorpresa si te lo digo? —suspiró Ciro sin poder evitarlo.
Tras ver la expresión de amargura en su rostro, Sonia no pudo contenerse y soltó una carcajada. Fue en ese preciso momento cuando Tobías salió de la casa y vio por casualidad a un hombre que agachaba la cabeza y susurraba algo al oído de la joven. No sabía de qué hablaban. Sonia sonreía muy feliz y sus ojos brillaban con intensidad. Estaba a punto de entrar en el auto, pero se detuvo y se volvió para mirarlos con frialdad; su mirada era tan fría como el hielo.
Cuando ambos contrajeron matrimonio, jamás la vio reírse de esa manera. Es más, en sus oídos solo resonaban sus constantes reproches, todos sobre asuntos triviales, en tanto que los ojos de ella se mostraban cautelosos cada vez que lo miraba. En realidad, no le gustaba verla así de feliz, al contrario, se sentía irritado. Quién habría imaginado que después de divorciarse, ella parecería haber cambiado por completo; podía percibirse una luz deslumbrante que irradiaba desde su interior.
«Es todo por culpa de ese hombre» Tobías hizo una mueca con la comisura de los labios. ¡Una mujer infiel que no tenía amor propio no valía la pena en absoluto!
—¿Señor? —llamó con cuidado Teo Britos a su jefe al comprobar que este no había subido al auto.
Al oírlo, Tobías apartó la mirada y subió al auto.
—Regresa a la oficina.
Teo no estaba seguro de si era solo su imaginación, pero tenía la sensación de que su jefe se encontraba furioso, y su expresión resultaba aterradora.
Sonia acababa de subir al asiento del copiloto y vio salir a Tobías con el rabillo del ojo. Mientras el auto avanzaba, ella solo miraba aturdida los árboles que pasaban a toda velocidad. Ciro vio la desolación que había en su mirada, pero reprimió con calma las emociones que albergaba en él.
—Sonia, ¿en qué piensas?
—En nada en particular. —Sonrió la joven tras recuperar el sentido.
Al observar el perfil del joven, ella pensó que sus facciones eran más prominentes y que tenían un aspecto más bien mestizo. En el colegio, Tobías era conocido por ser el más atractivo, pero Ciro no tenía nada que envidiarle. Con los hombros anchos, la cintura delgada y las piernas largas, era incluso comparable a los supermodelos de talla internacional.
—Entonces… ¿por qué elegiste la industria del modelaje?
En su momento, Sonia pensó que, con sus buenas calificaciones, comenzaría una carrera en el mundo académico.
—Bueno, tuve una audición casual al principio, pero no me di cuenta de que después de eso, me metería de lleno en la industria del modelaje. —Volviendo la vista al espejo, la miró y fingió preguntar con aire despreocupado—: ¿Por qué? ¿No te gusta la industria del modelaje?
Sonia negó y su mirada se suavizó.
—La verdad es que no es por eso. Mientras lleves una vida buena y triunfes en lo tuyo, a mí me da igual.
Al oír eso, el joven sonrió y frenó en seco.
—Ya hemos llegado.
Delante de ellos había un pequeño edificio de estilo occidental de dos plantas bastante retro. Allí se encontraba un anciano de cabello blanco sentado en una silla de mimbre tomando una taza de té. El hombre se volvió hacia ellos y le dedicó una leve sonrisa.
—Hola, mi niña. —Sonia se quedó atónita, sin poder creer quién estaba delante de ella. El anciano suspiró—. Me he enterado de todo, Sonia. Pobrecilla.
Con los ojos llorosos, se lanzó a las rodillas del anciano.
—¡Abuelo! ¿Dónde has estado todos estos años?
Seis años atrás, robaron los fondos del Compañía Paradigma y todas las pruebas apuntaban a su padre. Por ello, no solo lo expulsaron de la junta directiva, sino que lo metieron entre rejas. Más tarde, su madrastra y su hermanastra huyeron con el dinero que les quedaba. Todo sumado hizo que su padre se quitara la vida.
—Estuve investigando el robo de los fondos de la compañía en aquella época. Descubrí que estaba relacionado con Compañía Triarca; tu padre fue el chivo expiatorio —explicó el anciano.
Triarca era la compañía inmobiliaria más importante de la ciudad, cuyo presidente era Tadeo García, nada más y nada menos que el padre de Tania. Mientras Sonia reflexionaba, el anciano sacó un documento y se lo entregó en la mano.
—Niña, este es el cincuenta y uno por ciento de las acciones de Compañía Paradigma. No me preguntes cómo lo conseguí, pero sé que esto es lo que necesitas ahora.
Al oír eso, Sonia frunció los labios y adoptó un aspecto solemne.
—Encontraré a la persona que incriminó a mi padre y demostraré su inocencia. Abuelo, seguro que no te defraudaré.
......
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