Kolinda Grabe era una figura desconocida para la mayoria del mundo, pero el pasado Domingo durante y al terminar la final del mundial Rusia 2018 con algunos gestos y manifestaciones se “vendió” para varios públicos, por un lado los jóvenes adolescentes y adultos contemporáneos que asociaron su imagen a la de las cadenas de whatsapp en donde se muestra su exuberancia, por otra parte quienes aprovecharon el rumor de su “desprendimiento y responsabilidad pública” (Se dice que pagó de su bolsillo viaje y entradas, lo cuál no es cierto ya que fue invitada por el gobierno de Putin. Lo anterior se evidencia en el recibimiento de Jefe de Estado que se le profesó) para ir en contra de uno u otro candidato en sus respectivos procesos electorales.
Por eso no resulta exagerado decir que la presidenta croata ha sido una de las imágenes del mundial, ya volveremos a ella.
A lo largo de la historia el rol de la mujer en la política ha estado mutando, las féminas en la antigüedad habían provocado mas desordenes hormonales que movilizaciones políticas. Casos como los de Cleopatra, Agripina, Josefina o la sultana Hurrem evidenciaron la influencia sobre los gobernantes, Catalina o Isabel no fueron inferiores al fortalecimiento de sus respectivos imperios. Tras el fin de la guerra fría, el rol de la mujer se fortalece como figura política, especialmente para esas primeras damas que luego asumieron reemplazando a sus cónyuges, los ejemplos Corazón Aquino o Isabel Perón. Pero es quizás Indira Gandhi quién empieza a marcar un derrotero en el empoderamiento de la carrera política de la mujer, es a través del proceso de formación que logra hacerse un espacio en un universo machista.
Claramente en Colombia no son muchos los ejemplos de mujeres coherentes en la política, es fácil señalar los especímenes bizarros: Hay quienes inician cándidas y terminan amoldadas como Noemí Sanín, María Emma Mejía o Nancy Patricia Gutiérrez, las hay honestas que se tuercen en el camino como: Ingrid Betancourt , Gina Parody o Maritza Martínez y desde luego también están las que gracias su potencial físico se posicionan como: María Consuelo Araujo, Catalina Acosta, Nadia Blel, Aida Merlano, Sarah Piedrahita o Rocio Arias. ¿Qué si no hay casos de mujeres consecuentes? Claro que si, Marta Lucia Ramírez, Claudia López, Paula Gaviria, María Ángela Holguín, María Teresa Herrán, Cecilia María Vélez, María Mercedes Cuellar o Cecilia López solo por nombrar algunas.
Pero se preguntarán para que hago esa reseña de perfiles, casualmente es para poder contextualizarlos sobre el empoderamiento de la mujer europea moderna. Italia, España, Grecia, Rusia, Israel, Estonia, Crimea o Polonia son solo algunos de los ejemplos del aprovechamiento de la ley de cuotas que promueve la igualdad en cargos públicos. Según pude investigar para realizar este post, en una muestra aleatoria de mujeres políticas europeas entre 19 y 50 años, se percibe que los perfiles de quienes han consolidado su carrera ¡son un híbrido de los de nuestras amadas colombianas! Y en esta muestra naturalmente tiene cabida la protagonista de este escrito: Kolinda Graber Kitarovic.
Registrar la carrera política de Kolinda seria dispendioso, pero basta con rescatar una posición puntual: fue secretaria general adjunta de la OTAN (Cargo que se obtiene solo con aprobación de Estados Unidos y al que accedió tras ser embajadora en dicho país). Graber representa al partido político de ultraderecha Unión Democrática, asociado a la despreciable facción de los Ustashes (milicias nazis para la limpieza étnica). Cabe acotar que durante una visita de Estado a Canadá posó con una bandera de este grupo…
Si bien no se trata de una figura corrupta si se puede indicar que ha sabido mover sus
fichas al mejor estilo de Hillary Clinton, lo anterior toma relevancia con las declaraciones de un copartidario que al ser cuestionado sobre la caída de un político en ascenso del partido, señaló a un diario local: “Nadie en su sano juicio debe dudar de los amigos de ella”. Se refiere al ex presidente del Croacia Zagreb D. Mamic, acusado de corrupción y manejos “turbios”, pero también de ser uno de los principales aportantes a su campaña en una etapa definitiva de la segunda vuelta, donde superó al ex presidente Josipovic por escasos 30 mil votos…
Mas allá de las luces y los reflectores que según cuenta el diario inglés The Guardian
la llevaron a tener un 25% mas de atención sobre su personalidad que sobre cualquier jugador de su selección o de la agresiva y efectiva campaña populista que ha implementado para posicionar un perfil carismático, me he dado a la tarea de investigar el proceder de la presidenta croata en temas puntuales y encontré que en el periodo 2017/2018 entre sus actuaciones se cuentan que…
➢ Mantiene políticas de discriminación a minorías (Étnicas y sexuales).
➢ Continúa la persecución a refugiados a los cuáles no se les garantiza el proceso de solicitud de asilo, además autorizó en el marco de la estrategia nacional “proveer a sus fuerzas de defensa de todos los medios necesarios como el uso de la fuerza, coacción e intimidación”.
➢ No ha mostrado voluntad política con los compromisos para establecer procesos de verdad, justicia y reparación como consecuencia de la guerra de los Balcanes o de la “Operación Tormenta” (Ejército croata realizó operativos de limpieza étnica en contra de Serbios, serbio bosnios, bosnios y albaneses).
➢ Ha incumplido compromiso con la Unión Europea para reubicar a 1600 refugiados a día de hoy no van 100.
➢ Pese a enarbolar banderas de igualdad de género en sus discursos, su país no ha ratificado el Convenio sobre violencia contra la mujer, además si alguna mujer acude a una droguería en busca de anticonceptivos antes debe llenar un cuestionario con información personal y sexual.
No comulgo con el populismo ni de derecha, ni de izquierda, (ni siquiera en mi amado equipo de fútbol). Entiendo que la figura presidencial en Croacia es casi representativa y por eso no juzgo sus políticas económicas ni la implementación de fondos de cohesión. Entiendo que se vive un proceso de transformación y hay un creciente desconcierto por las promesas europeas incumplidas, Pero no creo que la solución esté en estrategias de posicionamiento de imagen.
Juzguen ustedes si la verdadera Kolinda es la usó maquillaje en el mundial o la de cara lavada y mano dura.