Al visitar la capital podrás notar que hay muchas esquinas de Caracas con nombres peculiares y con mucha historia. Algunas, le hacen honor a personas que influyeron durante la colonia e independencia del país; otras, tienen nombres de plantas o árboles que crecían en el lugar. También, encontraremos algunas con nombres de santos o leyendas.
Esquina de “Candilito”
En aquel tiempo sin alumbrado público, un farol o candil indicaba que hasta allí llegaba la ciudad. A partir de ese punto, todo era oscurana y camino culebrero. La actual esquina de Candilito posiblemente sea una de las más transitadas de Candelaria
En la Caracas del siglo XIX, la iluminación de las calles se hacía con candiles o faroles colocados en la parte más conspicua de las esquinas. Para 1897, esta esquina ya tenía esa denominación. En Santa Rosalía hay una esquina homónima.
La esquina de Candilito, en la parroquia Candelaria, era uno de los límites de la antigua Caracas.
Sus cuatro puntos se encuentran en el “nuevo límite” trazado por la avenida Urdaneta, que divide la parte norte de la parroquia con la sur. Pasamos de ser el precipicio de la capital a ser uno de los sitios con más movimiento de toda la parroquia
La Candelaria, que en otrora era un “barrio periférico” situado entre las quebradas Anauco y Catuche
Esquina de Ña Romualda
Cerca de esta esquina se encuentra uno de los primeros puentes construidos sobre el río Catuche. Esta obra data de 1735 y su construcción obedeció a la necesidad de garantizar el paso a La Candelaria cuando el río crecía y dificultaba el paso.
A principios del siglo XIX, junto a este puente denominado Catuche o Puente de La Candelaria, vivió Romualda Rubí, una particular cocinera, dueña de una pulpería y además gran admiradora de El Libertador.
Esta señora sufragó parte de las primeras reparaciones que se le hicieran a este puente. En reconocimiento a ella la esquina lleva su nombre.
La Sra. Romualda Rubí, quien todos conocían por Ña Romualda. Pues ño Romualda Rubí era lo que hoy llamaríamos una chef famosa.
Esquina de Miguelacho
En esta esquina funcionó la pulpería de Ño Miguelacho, una de las más populares de la ciudad. Este personaje fue un defensor de niños y desamparados. En 1813 fue señalado de tener simpatías contrarias al partido oficial, ante lo cual una congregación de niños salió en su defensa, vociferando por su libertad en la Plaza Mayor. La petición fue aceptada por el gobernador.
La popularidad de “Miguelacho”, como afectivamente le bautizaron, crecía día a día. Sus cualidades de buena gente le fueron acercándose más a sus vecinos.
Hasta el punto que al atardecer su negocio era sitio de encuentro donde se comentaban los últimos rumores de la localidad.
Cuando lo fueron a sacar de su casa para ejecutarlo, los chiquillos del lugar se arremolinaron, gritando a todo pulmón: ¡Queremos a Miguelacho, queremos a Miguelacho! Salvándole la vida milagrosamente
Su bondad por los infantes aumentó, cuando iban a la bodega hacerle el “mandado” a sus progenitores, le pedían: ¡Mi ñapa, ño Miguelacho! y desde entonces la esquina, es conocida con el seudónimo del pulpero canario hasta nuestros días…
Y en nuestro próximo itinerario: las esquinas de Socarrás, Puente Yanes y “Peligro”
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