La cicatriz

in lectura •  7 years ago  (edited)
     Hola cariño, espero que estés mejor.
 He ido a llevar a nuestra hija a la escuela, estaremos de vuelta una vez
 que termine el proyecto de ella. Muchas veces dice que quiere que estés
tranquilo y que tu recuperación sea completa, quiero decir, está al 
pendiente de ti y desea compartir de nuevo esos momentos de juego.
    Max está harto, te lleva palabras para que despiertes, no quiere que 
te vayas o que olvides quien eres, yo tampoco quiero, eres especial para mi,
 digo de todas maneras eres mi esposo y a quien le prometí darle lo mejor, 
en las buenas y en las malas... Te extraño demasiado. Esta fue demasiado 
rápida, me llamaron de tu oficina en la capital, Max cuidará de Mist, no
 confío tanto como tú de él, pero es la persona que estuvo contigo antes
de que te conociera. En fin, vive por favor.   

                                                                Con amor Christa

     No recuerdo siquiera tener hijos, desde que me levanté solo tengo una jaqueca asquerosa, esta carta estaba al lado de mi camilla en una silla de plástico algo más baja que la altura de la base para el colchón. Aunque esos nombres me suenan familiar, no necesito buscar quienes son, solo necesito moverme rápido.

-¿Dónde estoy?- pregunté como si alguien fuese a responder -parece una habitación de hospital común y corriente- me respondo para no quedar mal, que patético. Miro alrededor y busco <<cosas>>, realmente no se que buscar. 

- Bingo- Susurro. En una mesa de noche metálica encuentro un reloj y una billetera, lo que tiene dentro es; una licencia de conducir, un carnet de una empresa llamada ICS, diecisiete dólares y un... -¿Collar?, ¿qué demonios?- una especie de cruz con una hendidura y un texto texto esculpido <<spectre supra te>> - que belle... Concéntrate-.

     En el baño encuentro ropa, un espejo empañado y lo demás completamente como un baño, lo típico, cerámica blanca, ambiente frío y las cortinas cuasi-transparentes, no me había percatado que estaba en bata de paciente. Me vestí y sentí un leve impulso para limpiar y usar el espejo, solo me limité en lavarme el rostro e irme.

     El pasillo estaba oscuro, ahora que lo pienso debe ser un lugar donde ocurren pocos accidentes, pero no tengo idea ni mucho menos ubicación, parece raro que no haya una enfermera cerca o quejas de pacientes desesperantes, al contrario, parece que estoy solo. Caminé con cautela, el silencio del lugar hace que sea un lugar  peligroso e inquietante. Una luz tenue iluminaba el lugar de manera que fuese menos reconfortante, hasta que bajé las escaleras y llegué a la recepción, extrañamente como dije, el lugar estaba vacío, por último lleno de confusión me preguntaba si realmente estaba en un hospital o en una serie de bromas en televisión. Salí del lugar sin mirar atrás, fuera la cosa era algo distinta, había movimiento de autos, bueno, mucho tráfico para ser sincero, había varias personas con heridos y mujeres a punto de dar a luz, me acerqué a uno de los que estaba cerca de la ambulancia.

-Hola, disculpe, ¿qué está pasando?.

-Me imagino que no tienes televisor ¿verdad?.

-¿A qué te refieres?.

-Amigo esto es un traslado, tenemos problemas con un material radiactivo, desconocido hasta los momentos, pero el gobierno está tomando cartas en el asunto.

-¿Cuando comenzó esto?. 

-¿Estás bien?, estas algo pálido. Bueno, como sea, no lo sabemos, creo que le tendrás que preguntar al dueño del hospital, está del otro lado de la carretera junto a los guardias, por cierto, toma- me entregó unas pastillas, una tarjeta  con un nombre y numero impreso- esto te permitirá acercarte a el, las pastillas son adderall, las necesitas solo una dosis cada dos días. Por cierto ¿qué haces aquí?.

-Acabo de salir del hospital.

-Bueno, si ya estás mejor vete a casa, tu familia debe estar preocupada- no se nada actualmente.

     Entre la euforia y el desespero que los autos pasasen, los conductores hacían sonar sus cláxones provocando un sonido ensordecedor e incentivando a las personas que se encontraban en la calle a subir el volumen de su voz. Una vez que crucé la calle, observé a los guardias que estaban acercándose a mi, mientras en el fondo, podía divisar al doctor junto a otros hombres que vestían con trajes. Dichos guardias revisaron si estaba armado.

-¿Qué son estas pastillas?- preguntó el guardia con severo estrés en su rostro.

-Adderall, tengo la prescripción médica. Vengo a hablar con el doctor.

-Adelante- ya parecía estar más tranquilo pero continuaban observándome.

     Una vez cerca del doctor, le interrumpí para captar su atención -Doc- me fijé en su placa dorada con negro que sobresalía por las luces de los coches, leí su nombre rápidamente y continué con la pregunta- ¿qué sabe de lo que está pasando?-.

-Disculpen señores, será rápido- dijo el Doctor Rick Willeman hacia los hombres con trajes costosos y poco convencionales que estaban con él. El Doctor aparentaba tener aproximadamente 60 años de edad, unos lentes con aumento diría <<descomunal>> que seguramente si yo los usara perdería la vista inmediatamente, la calvicie se le notaba, más conservaba ciertos mechones negros por encima de las orejas, un rostro manchado por años de exposición al sol, pero nada de su apariencia mostraba lo que muestran sus ojos, esperanza y sabiduría. -¿Qué desea?- repetí mi pregunta - Es solo algo de radiación, sin embargo, nos estamos ocupando de trasladar a los pacientes en un lugar seguro luego de que las fuerzas armadas nos avisaran sobre la fuga.

-¿Fuga? - Esta pregunta parece que le molestó.

-¿Eres un periodista?, no tendrías que haber pasado.

-No soy un periodista, hasta hace poco era un paciente, pero no logro rec... <<Esto no le incumbe a él>>, en fin, solo preguntaba que hacer.

-Tranquilo, puede regresar a casa, permita que le detenga un taxi-. Me alejó con ingenio, vaya que sabe alejarse de los medios. Detuvo un auto de color blanco, para nada un taxi, colocó su mano en mi pecho <<buscaba algo que me identificase como periodista, mala suerte>> su mirada cambió por una de lástima y decepción. - Súbase - dijo- dígale al conductor la dirección de su casa y le llevará enseguida- me dio un pequeño empujón para entrar.

-¿A dónde señor?- preguntó el conductor. Tardé un tiempo en darme cuenta qué había sucedido -¿señor?- finalmente respondí.

- Séptima calle del noreste.

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!