Muchos autores del desarrollo personal, de finanzas o motivadores coinciden en que tu lenguaje, es decir las palabras que usas en tu día a día determinará tus resultados. ¿Cómo que mis palabras determinan mis resultados?, seguro te estarás preguntando.
Déjame citarte un ejemplo que me sucedió con un familiar muy cercano. Siempre escuchaba lamentarse de la situación que les había tocado pasar. Debo admitir que no estaban muy bien económicamente y conseguir dinero era una tarea muy difícil.
Ahora déjame aclararte algo, eran tres personas las que vivían en la misma casa, mi tía y mis dos primos. Bueno, mi tía siempre decía frases como: “esta es la vida que nos tocó vivir”, “habremos nacido sin suerte” o “lo importante es que estamos juntos”.
Debo admitir que cuando las escuchaba no entendía, pues sentía que de verás las cosas le iban mal y pues era una manera de expresarse. Ahora que he estudiado la mente, el poder de la intención y sobre todo el poder del lenguaje puedo decirte que mi tía le iba mal porque efectivamente se quejaba de la situación. Actualmente sigue pasando apuros y por ser personas mayores no cambiarán sus pensamientos, no entienden que la manera de salir de donde están no es quejándose sino haciendo algo distinto a lo que viene haciendo.
El poder de tu lenguaje o de las palabras se divide en dos: la interna y la externa.
EL LENGUAJE EXTERNO
El poder de tu lenguaje externo proviene de dos fuentes importantes: las palabras que dices y las palabras que te dicen.
Decir frases como “no lo lograré”, “está muy difícil” o “no puedo” se convertirán tarde o temprano en tu realidad. Es como ir a un partido de fútbol con 5 goles en contra. Es como ir a la guerra con miles de bajas sin siquiera combatir.
Así que ten mucho cuidado con las palabras que digas a los demás. Por ejemplo, muchas personas dicen “el dinero no es importante”. No me es difícil aseverar que la persona que dijo eso no tiene dinero. Sencillo, al decir que algo no es importante es porque no lo necesitas por lo tanto desaparece de tu vida.
Así como es importante cuidar las palabras que dices, son muy importantes las palabras que te dicen. Si vives en un ambiente del “no se puede hacer eso” o “vives en una ilusión” es muy probable que no logres muchas cosas. Te hago una pregunta ¿por qué escuchar a una persona no ha logrado nada en la vida?
Te puedo asegurar por experiencia propia que las personas exitosas, cuando le hablas de tus sueños suelen orientarte y animarte a que lo logres dándote consejos muy útiles. Sin embargo cuando le hablas a un conformista sobre tus más grandes anhelos, sólo reirá y te dirá que eso no se puede. ¡Cuidado a quien escuchas!
EL LENGUAJE INTERNO
Si bien es cierto, el lenguaje externo (las palabras que dices y las que te dicen) conforman una poderosa fuente de energía, no es suficiente. A mi criterio personal, la fuente de mayor poder es el lenguaje interno, aquellas palabras que te dices a solas a ti mismo con total sinceridad.
Conozco muchas personas que te motivan, se muestran entusiastas y contagian su positivismo. Pero a solas sufren algún problema, se quejan de la vida o simplemente se dicen a sí mismas “no puedo lograrlo“. ¿Hay personas así? La respuesta es sí y muchas. Decir que todo anda muy bien pero muy adentro no lo crees así, no sólo están mintiendo a los demás sino que algo mucho más fuerte sucede: te estás engañando.
Para potenciar tus resultados usando las fuentes del lenguaje es necesario que haya una congruencia entre tu lenguaje interior y el exterior. Quiero regalarte un tip para que puedas manejar esa energía: toda situación no es buena ni mala por sí sola, depende del significado que tú le des. Eso señores es lo que denominamos como pensamiento de poder.
Así que antes de decir algo, trabaja tu lenguaje interior y convencido de lo que crees recién transmítalo al mundo de esa forma la coherencia entre lo interior y exterior está implícita.