Inicio con la calma aquella que descansa en mis razones para continuar la dicha de observar una respuesta a partir de una elección, no soy los ojos que eligen, faz de la observación, no induzco las respuestas de los labios que susurran, observo la maniobra danzante de quien quería partir, entre el ego y el orgullo no se quien pesa en la balanza pero los dos son la artimaña de una lago oscuro lleno de poder sin la caricia de lo transversal de una palabra, de un sentir, de la verdadera mirada, aquella que emana luz cuando tus pupilas se dilatan a la primicia de quien cautiva, de quien extraña, pero se elige la consecuencia, lo banal y lo incandescente, propicio de una respuesta.
¿me lees?
¿realmente sientes lo que lees?
solo tenias que escuchar los latidos cuando saliste por la puerta, la que elegiste para olvidar.