No oculte las caricias que se tornaban al pincel de mis dedos sobre el torso que traslada las sensaciones puras de la vibración del momento, del instante, de un ahora.
Aquel prisma real de los labios que susurran al amante,
Quien destapa la mirada de la faena de la magia,
el sentir de tus labios cuan conexión nos transmutaba, no miento más allá de los te amo, a los todos que suman a los que se reparten,
aquellos que por olvido a de guardarse en el umbral de un túnel, aquel recuerdo, aquel beso
los cuerpos que comunican, la vibra que realza
No oculte mis lapices de autor, los que me acercaron cada vez más a tus yo, a los míos, a nuestro viaje transversal con garantía; no miente los cafés cuando el miedo es el enemigo, cuando lo abrazas, lo susurras y lo separas, porque cuando te descubro, los adyacentes son ilusiones, la brisa es compañía y mis latidos la endorfina del olor a tus desencuentros en cada uno de ellos.
Aquel tornasol café que despega mi piel, del cuerpo y la transparencia de mi alma, porque tuyos son los pensamientos que transcendieron a raíz del gemido, del sudor y de la palabra a mis oídos, una distención que a mis espaldas a de tornarme en tu pecho y quedarme hasta el amanecer, porque vivo del instante, de la imagen y del reflejo, tuyo son mis recuerdos, nuestros son los momentos,
Aquel verano donde nos encontramos.
El tiempo, una línea fugaz al toque de la suavidad de los labios que besan al acorde del soleo de una guitarra, testigo de la sonrisa que nos delata,
otros labios, los mismos besos.
Desafiante de los retos, a la cumbre del suicidio los acertijos son resonancia de un cuarto sin ventanas
Comprendiendo que los límites suelen paralizar, fondo semental.
El amor y el odio,
Aquellos que limitan,
No es de ignorar el punto extremo,
Recordarte que veo tus formas, tus lenguajes en otras manos, esculpiendo cuando una fuente de luz anhela descifrar.
Reto majestuoso
Transformar es espectacular
Estoy en todas tus figuras, en el sabor de tu lengua
Al apogeo de tu danza
Con la sensata caricia del alma
En los ojos que te quieres encontrar, no veras al sujeto, observaras el transversal de quien fue tus suspiros en veladas mientras un cuerpo se sumergía en la piel, con la suspicacia del secreto,
Quien trasmuta las infinitas posibilidades
El reloj que no espera, el transeúnte de la parada
Porque aún guardo cuando sueles encontrarme.
Sabes encontrarme.
Siempre estaré debajo de aquel camino, aquel que avanza, aquel que vislumbra
en los ojos que comentan, en los labios que humedecen, los de la carretera a estacionar.
Se oculta el sol, y otra luna nueva a de acompañar la creación de una ventana, aquella que escribe, aquella que despeja, mi compañía más a menas, donde te dibujo, y allí cuando sonrió cuando te digo la observación, proeza de la lírica, y los secretos se guardan.
Gemidos del nuestro.
Te elegí una y mil veces
Elegí enamorarme en cada ola, una en la creación de la otra
Elegimos estar más allá de la existencia
No fue en esta…
Pero elegí conocerte
Elegí palpitar
No fue en esta…
Y en otra, nos elegimos una vez más.
Espera la brisa, porque la risa es de nuestra gran compañía
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