Incertidumbre al Partir

Saludos apreciados lectores, al comienzo de este diciembre 2020, un poco lleno de incertidumbre por la situación de salud mundial, les deseo felices encuentros en familia y entre amigos; claro con la debida moderación recomendada. Todo inicio siempre lleva expectativa por lo que podrá pasar; los jóvenes cuando inician a salir de casa, de vacaciones o a estudiar lejos de su hogar, suelen pedir bendición o consejos de los padres. Esto me recuerda una extraña lección del abuelo de la playa, relacionada con los indios americanos, conocidos como los navajos.

Una de las tradiciones, aún vigentes son las enseñanzas orales; los abuelos o caciques, enseñan a los guerreros que salen a casar para traer comida para las aldeas, o salen hacer los votos, o las pruebas de sobrevivencia para ganarse la mano de una mujer. La sabiduría que todo niño y joven debe aprender rápido es: dentro de cada uno de nosotros, -les dicen los maestros- viven dos personajes; comparados uno al águila que surca los cielos y el otro al lobo despiadado.

El águila es el instinto avizor, la mirada interna y externa, que debe estar centrada en la decisión y en el movimiento correcto y armónico con la naturaleza. El lobo es el enemigo despiadado que acecha para hacernos equivocar, él susurra a la conciencia para que abandonemos pronto, para desfallecer en la lucha. Ambos nos observan, y están pendientes que nuestros pensamientos y movimientos. Aprender a obedecer las enseñanzas de los proverbios de nuestros ancestros, nos acercarán a escuchar más al águila.

Muchacho, -le decía el abuelo- “todo proverbio tiene el propósito de entrenar la toma de decisiones, está bien equivocarse, caer; pero la idea de la sabiduría es rectificar y volver a actuar de acuerdo a lo que se puede testimoniar en la luz y en la verdad”