¿HOMOSEXUALIDAD O HOMOFOBIA?

Hoy les hablare sobre un tema considerado polémico para algunos e importantes para otros; se trata sobre la homosexualidad y la homofobia. Hoy en día estamos tan acostumbrados a crear barreras entre nosotros, ya sea por nuestro estatus social, tipo de raza pero principalmente por nuestra orientación sexual. En Venezuela, y en otro país de latinoamerica, no escapamos a la realidad en la que la preferencia sexual, al igual que el color de la piel o la posición social pueden ser motivos suficientes para la descalificación, la discriminación, el rechazo o hasta la agresión física o verbal.

Este es uno de los temas más polémicos que se encuentra en la actualidad, condición que ha sido perseguida y castigada, pero que ha existido y existe hasta el día de hoy. La homosexualiad como muchos sabemos, es la preferencia sexual hacia personas del mismo sexo ¿pero tenemos igual de claro el concepto de homofobia? Según los diccionarios, homofobia; se refiere al miedo, odio o discriminación hacia hombre y mujer homosexual, personalmente prefiero definirla como ignorancia y miedo irracional, y digo irracional porque pareciese que estamos programados genéticamente para odiar y denigrar a esa persona, no importa si la conocemos o no la conocemos, la odiamos y la hacemos objeto de nuestras burlas y nuestros comentarios discriminativos.

La homofobia comienza en el núcleo familiar, pues desde muy pequeños a los niños se les dice cosas como "el novio de todas", o "la cocina es para las mujeres"... y a las niñas, y esto puede sonar enfermizo: "la mujer es de un solo hombre". Padres y madres, por desconocimiento quizá, condicionan a sus hijos a ver gran parte de la vida de una manera "normal", todo lo demás que no esté al alcance de sus cosmovisiones, es "anormal o prohibido". Y la senda del machismo que tantas consecuencias negativas trae para nuestra sociedad, se origina en la casa, después se ratifica en la escuela con currículos de educación que también favorecen a marcar las características diferenciales que "deben" privar entre hombres y mujeres, cuando lo que tiene que importar es el intelecto y no si se usa azul o rosado, o si lleva el cabello largo o corto. Y no solo en el área laboral se escuchan las quejas por homofobia, sino que además hay cabida para éstas en calles, en lugares nocturnos y hasta en universidades y colegios. Muchos son los que creen aún que ser gay es igual a estar enfermo, algún problema psicológico por ejemplo. Algo parecido ocurre con el desprecio a un individuo por ser negro, al cual conceptualizan con ser un delincuente o un antisocial, o a un individuo musulmán por pensar que es terrorista. Lo que deja claro que la ignorancia es una de las razones por la cuales nuestros países latinoamericanos no se elevan en el progreso. A veces, la manera de pensar nos sume en el atraso, y por ende, creemos en cuanta cosa nos dicen, incluyendo a aquellas que la iglesia, descabelladamente y sometida a intereses políticos suelta a sus fieles, produciendo resquemor en la sociedad, despertando el repudio colectivo, discriminación y hasta guerras.

Muchos de los problemas que tenemos en Venezuela y el resto del continente suramericano, obedece a la ausencia de educación adecuada, al respeto y dignificación de la población en general y a la igualdad. Lastimosamente vivimos en una sociedad que nos pone estándares desgarradores de cómo debes actuar, de cómo debes vestirte y como debes ser. Se de personas que salen de sus casas todos los días y son humillados, y tratados como porquerías sin ninguna razón. O que vuelven a sus casas y sienten que no le pueden decir a sus padres la verdad sobre si mismos.

La homosexualiad no es una enfermedad ni una tendencia que deba ser curada. La identidad sexual de cada uno de nosotros pertenece a nuestra identidad personal, al igual que tener el cabello negro o tener los ojos marrones, puedes cambiarte el color del cabello o llevar lentes de contacto, pero debajo de lo que se ve, tu cabello seguirá siendo negro y tus ojos marrones. Lo que el ser humano necesita es amor y comprensión, no ser criticado y juzgado.