Camino al paraiso o al infierno Prologo Autor: Roberts Flores

in libro •  7 years ago 

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                    Capítulo I El Inicio

-¿Qué quién soy?, no creo que eso tenga alguna importancia; pero de todos modos quizás quieras saberlo; mi nombre es Jack, soy un arqueólogo, un aventurero por así decirlo, nací en Inglaterra; provengo de un pequeño poblado bastante acogedor aunque totalmente diferente al lugar donde me encuentro hoy. Es cierto, preferiría estar en mi hogar, no aquí; pero siempre supe que mi destino aguardaba algo más grande, quizás mi propósito está en llegar a este lugar; así que, ¿quieres saber dónde me encuentro? -. Te lo diré: me encuentro en el mismísimo Infierno. ¡Así es! -Risa burlona-, ni siquiera mi mente puede creerlo aún; te contaré cómo he llegado aquí; pues de ahora en adelante es tu destino, no el mío…

Todo final tiene su comienzo y te felicito amigo mío porque estás aquí leyendo y este es el mío. Recuerdas en la escuela cuando tus maestros te preguntaban ¿Qué quieres ser de mayor?-. Y siempre respondíamos con el mismo entusiasmo: seré doctor, o astronauta o incluso superhéroe; pero mi respuesta siempre era la misma: “Seré arqueólogo”. ¿Por qué? Porque siempre me gustaron las aventuras y quería que mi vida fuera una de estas; así pues al pasar el tiempo cumplí mi meta y me he convertido en arqueólogo. Es bastante sorprendente viajar por todo el mundo descubriendo secretos y misterios; toda clase de cosas que puedes imaginar y por supuesto, las riquezas no caen nada mal. Cada aventura y expedición que realizo las registro en mi diario personal, este que sostienes en tus manos. Lo sé, es muy impresionante todo lo que has leído pero; no te sientas especial, no te lo habría dejado si aún escribiera. Continuemos… Un día me hallaba en mi casa;

vivo en un vecindario tranquilo en mi pueblo; parece de película con sus jardines frente a la casa, y su calle donde los niños acostumbraban a jugar. Todas esas familias que viven en ese vecindario se ven muy felices aunque yo vivo solo; pues no tengo hijos, esposa, ni siquiera tenía novia; mi trabajo no me dejaba tiempo y era demasiado peligroso para esas cosas; así que hacia lo que todo hombre hace cuando está solo en su casa: me encontraba sentado en mi confortable sillón observando la televisión en la madrugada; estaba viendo la repetición del partido de la semana pasada; pues no tuve tiempo de ir a verlo en persona; pero deseé verlo de todas formas en mi casa.
Estaba concentrado en el partido cuando escuché el ruido de un automóvil que se detuvo justo al frente de mi casa. Extiendo mi brazo y alcanzo a correr un poco las persianas para mirar a través de la ventana un auto negro; así que me levanto y voy hacia la puerta principal; veo a través del

ojo de la puerta a una persona alta que estaba tan cerca que sólo veía su pecho; estuve a punto de abrir la puerta, cuando, de la hendidura por donde entra el corroe se deja caer al suelo una carta; corro a la ventana y veo que esta persona se va tan rápido que entra al auto y se pierde en la noche oscura. Observo que la carta tiene un aspecto muy extraño, la tomo y me sorprendo ya que estaba escrita sobre un pergamino y sólo la sellaba un extraño círculo rojo. No es de costumbre que llegue un hombre a tu casa, deje caer una carta muy rara y se vaya; pero que más daba, era lo que había pasado. Fui a mi cuarto, conseguí el abre cartas que tenía guardado; era de mi padre, muy preciado para mí. Me dirigí a la cocina, me siento y observo la carta un poco más para luego abrirla. Esta decía lo siguiente:
“Querido amigo.

Te hemos observado durante mucho tiempo, eres la clase de persona que necesitamos, o que tú necesitas, eres el

más renombrado aventurero del país, y tus descubrimientos han sido fascinantes; pero quizás es hora de un reto mayor, algo más grande, que se adapte mejor a tus habilidades; mis socios y yo queremos ayudarte; queremos que encuentres una puerta que lleva a un lugar donde se halla un gran poder; quizás sea beneficioso para ti. No puedo dar más detalles por este medio, nunca se sabe quién podría obtenerlo. Si te interesa esta proposición, podemos conversarlo en persona. Te espero en mi casa cerca del lago Hertsfor. Te espero a las 11:00 am el día de mañana. Se despide de ti: A”
-¡Todo este tiempo pensé que yo era excéntrico! –Dijo él-. Luego se presenta esta carta ofreciéndome algo y que no quiere decirme que es aún, -pensó por un momento y dijo-
: pero después de todo quien soy yo para cuestionar una carta extraña-.

Mejor descanso un poco; mañana debo ir a un lago a conocer a esa persona que se hace llamar “A”. Curioso; no obstante algo es cierto: si su proposición es buena, no lo dudaré un momento. Al parecer el destino me depara algo grande; responderé a su llamado.
-Jack sube a su habitación, entra al cuarto de baño, toma una ducha pensando en todo lo que ocurriría a partir de ese día. Sus pensamientos lo dejan agotado y decide descansar. Toma una toalla, se seca; coge su pijama y se la coloca. Se recuesta en su cama con su lámpara de mesa dando una luz tenue, un tanto amarillenta. Se queda un momento divagando nuevamente en sus pensamientos, hasta que decide dormir. Estira su brazo izquierdo y toca el interruptor de su lámpara de mesa, la apaga y se dispone finalmente a dormir; pero sus pensamientos de lo que ocurrirá son recurrentes. ¿Quién será la persona que envió la carta?; ¿por qué lo eligió a él?; y más pensamientos

caen como una tormenta sobre su cerebro hasta que se agota y se queda finalmente dormido.
Su cuerpo descansa; pero su mente continúa divagando en sus pesadillas. Poco después de haberse quedado plenamente dormido, comienza un viaje a través de su mente.
Jack se encuentra ahora en un lugar oscuro, de picos de piedra deformados; sin poder ver más allá de unos tres metros, percibe un camino también de piedra; la niebla que se observa no es normal; tiene un aire fantasmal que hiela la sangre; es tan silencioso que podrías escuchar caer un alfiler; mira a su alrededor y sólo puede ver que hay una salida por los picos que rodean el sitio en donde se encuentra. Asustado comienza a andar por ese sendero y de pronto se da cuenta de que no hay Cielo. Únicamente la undosa obscuridad lo rodea. Avanza unos pocos pasos y se detiene al ver una figura frente a él que como una sombra

estaba flotando a una distancia no muy grande del suelo; pareciera estar parado pero sin sus piernas, con una túnica raída, más bien rasgada; con una capucha negra como la noche más obscura que no permitía ver su rostro. Jack lo mira asustado, paralizado de temor al hallarse frente a esa figura fantasmal. De pronto Jack se arma de valor y le dice:
-¿Quién eres?, ¿en dónde estamos?, ¿cómo he llegado aquí?, ¿es acaso una pesadilla? -Jack estaba en verdad asustado; pero también un tanto colérico.
La sombra no le responde, se queda fija hasta que extiende su brazo y la túnica al correrse hacia abajo deja al descubierto una mano huesuda, esquelética, que apunta hacia su derecha. Jack se vuelve hacia donde la sombra señala y divisa como un camino que se construye y se alumbra ante él. Al final observa una estructura blanca como la nieve con un aspecto magistral, de grandes pilares

y eminente grandeza. Entonces la sombra le dice con una voz sombría y apagada:
-Las respuestas a cada pregunta que has estado haciéndome no las he de poder contestar; las respuestas que buscas se hallan en ese lugar; pero ten cuidado, porque sólo puedes permanecer allí un tiempo prudencial, o pronto te convertirás en un alma errante en el mundo de los muertos -.Luego de hablar, la sombra desaparece-.
-Por supuesto, como si yo hubiera querido entrar a este lugar; serás idiota –dice Jack molesto-.
Así pues comienza a transitar el sendero que la sombra le indicó. Pronto se da cuenta que la luz que ilumina el sendero no está sujeta a nada y no parece provenir de ningún lado, simplemente se ilumina por donde transita como si la estructura supiera que allí había alguien. Al estar a unos pocos metros de ella Jack siente que le observan desde algún punto; pero no es algo común, es

distinto, una sensación difícil de explicar, no es de miedo; pero sí de intriga; así que este trata de ignorarla y prosigue hasta llegar a un punto en donde sube unas cuantas escaleras hasta la puerta; y a un lado de la puerta puede leerse un letrero que dice:
-Tened cuidado al entrar en el templo de Artemisa; pues cada estatua, cada muro, cada cuadro poseen su recuerdo vívido; faltad el respeto al templo y quedarás atrapado en las corrientes del tiempo-.
-¿Cada cuadro posee su vívido recuerdo?, ¿qué quiere decir con eso? –Pensó Jack-, ni modo, debo entrar; sólo así saldré de este lugar.
De pronto se abrieron las enormes puertas de madera; eran tan altas que llegaban al techo de aquel templo; tardaron un poco en abrirse y Jack prosiguió a su interior. En él se lograba observar en sus paredes, que no sólo había cuadros en algunas, si no también muchas hendiduras con urnas de

gran tamaño para ceniza. Había inmensas columnas que formaban el camino de un vestíbulo, y otras escaleras para ascender al piso superior y otro cartel en el que se lee al entrar:
-Aquí yacen los héroes de antaño, grandes guerreros cuyas incontables batallas libraron-.
Jack observa unas estatuas que no son sólo de humanos; también entre ellas se encuentran las de extrañas criaturas y demonios que pareciesen cobrar vida; pero en realidad petrificados. Jack siente un gran deseo de tocarlas y acude a la más cercana. Cuidadosamente posa su mano sobre una de un demonio; y de pronto una luz le quita su visión y también el aliento y es cuando obtiene una rápida imagen del ultimo recuerdo del ser que representa la estatua mientras le asesinaban; veía a un hombre acercándose al demonio y al clavarle su cuchillo, Jack se desprende de la

estatua rápidamente como si algo lo hubiera empujado lejos de ella.
-¡Diablos! Ya se a lo que se refería el cartel de la entrada: “vívido recuerdo”, ¿qué demonios se supone que debo ver aquí? -Dijo sorprendido-.
Continúa su recorrido; y de nuevo siente que le observan desde algún otro punto. – ¿Quien está allí? –Pregunta Jack asustado, -pero nadie le responde… -de acuerdo, esto cada vez es más extraño -murmura entre dientes-. Continúa su camino hasta que llega a una pared tallada con cientos de hombres y criaturas; pero estos hombres no son normales; poseen alas; y su risueño aspecto le dejó comprender que se trataba de ángeles; se acercó, extendió su brazo deteniéndose de pronto; miró su mano un momento y continuó hasta tocar la pared; se produjo el mismo efecto anterior; una luz brillante lo cegó, lo dejó en trance y pudo observar desde una colina un gran campo oscuro parecido

al sitio en donde él se hallaba. Observando con cuidado divisó a la izquierda un gran número de hombres que eran iguales a los del mural; ¡eran ángeles! Y muy cerca estaba una gran presencia de espalda a ellos; la luz que irradiaba era tan grande que no dejaba ver su rostro. Era increíblemente imponente; estos hombres llevaban espadas. Mas aún…
-Había un hombre en específico que capta su atención; estaba a la derecha de la gran presencia; éste tenía el cabello rubio, vestía una armadura de bronce y tenía las alas más grandes que cualquiera, de color rojo encendido que iban dando distintos tonos degradados, que irradiaban una tenue luz que daba brillo al escudo que este portaba en su mano izquierda, con un oso pintado; y a la espada que sostenía con su derecha. Esta espada, al parecer era de un tamaño común; pero tenía un aura diferente, era algo especial que poseía grandes detalles. En su empuñadura se

observaban joyas y su hoja era lisa y sin tachaduras. Este hombre al parecer daba cierta confianza a los otros hombres que estaban tras él. Luego observó a su lado derecho; estaba otro gran número de… ¿Qué cosas son esas?, son… Demonios, ¡sí!. Parecidos también a las estatuas y a los del muro, eran tan numerosos como los ángeles; y nuevamente frente a estos se hallaba otra figura imponente de un gran tamaño y rostro tan oscuro que no se podía distinguir. A diferencia de la otra figura esta era oscura, imponente y maligna; se podía sentir su maldad a kilómetros; irradiaba una luz negra que profetizaba cierta putrefacción a su alrededor. Era notorio que estaba por empezar una guerra.
Ambas figuras principales alzan su brazo señalando hacia adelante; y todos los que allí se encontraban: ángeles, demonios; todos fueron con gran velocidad al centro para dar inicio por fin al aberrante conflicto. Jack observa

desde su colina, parado, dando la firme mirada al conflicto que sucedía un tanto lejos de él. Sentía una gran carga de miedo, de gran terror por no saber que sucedía, sentía ganas de temblar; pero todo su cuerpo estaba muy firme, sin demostrar una emoción contundente.
Su rostro tenía una expresión sin sentimientos; pues estaba intrigado por lo que sucedía frente a él. Aún sin lograr comprenderlo del todo, luego de un tiempo Jack observa que las cosas no van muy bien para los ángeles; están… perdiendo. Los cadáveres de ambos bandos ya están cubriendo el lugar, reflejando una inminente victoria de los demonios, cuando de pronto, un destello ilumina el campo de batalla y empuja a Jack fuera de su visión, regresándolo al templo frente a la pared.
Extrañado, sin decir una palabra continua por el recinto en el que se encuentra, observando cada cuadro bellamente pintado, hasta que se topa con las escaleras que dan al

nivel superior. Comienza a subirlas y al llegar al final, mira el techo donde está otro tipo de tallado. Eran unas nubes y de estas caían unos rayos. Jack las observa fijamente hasta que algunos de esos rayos salen disparados de las nubes y van directos a los ojos de Jack… Y nuevamente lo dejan en trance. Esta vez lo devuelven a la colina del conflicto y este observa como de pronto, de la oscuridad a su lado, surge la presencia de luz que había visto junto a los ángeles. Aún sin poder ver su rostro le da paso y este llega a un punto más alto de la colina en donde se encontraban; extiende sus dos brazos y salen disparados rayos que caen en medio de la oscuridad, hacia los ángeles; aquellos que yacían heridos, se curaron de inmediato; y aquellos cuyos cadáveres ya adornaban aquél nefasto paisaje se levantan. Y luego la balanza se inclina ahora a favor de los ángeles que rápidamente se hacen con el control de esta guerra. La otra figura, la maligna, estaba

ahora preocupada y luchando con sus filas cada vez más agobiada, hasta el momento en que erradican a cada demonio, faltando sólo él. Todo queda en silencio, la gran figura de luz se vuelve hacia Jack y le extiende la mano para ayudarlo a subir hasta donde él se encontraba; este la toma y sube; está ahora a su lado; la figura sin decir nada le señala hacia donde se encuentra la otra figura, la maligna. Jack vuelve su mirada hacia donde le muestra y ve que las filas de los ángeles se rompen de pronto para dar paso a alguien; y allí aparece, mostrándose al salir de ellas, el hombre que había captado su atención en aquel anterior recuerdo, el que portando su espada y su escudo, se posa frente a la figura maligna y le dice:
-¡Tú!, vil criatura de aspecto abominable, te has atrevido a desafiar de nuevo la gracia celestial de Dios y has querido ocultarte en las grandes fauces de tu averno; pero sólo has

conseguido desgracia para los tuyos. Ahora has de pagar por tu insolencia.
Jack se da cuenta que está en presencia del mismísimo Dios, del arcángel Miguel y de Lucifer.
-¿Y acaso tú serás el que me hará pagar la deuda? ¿Te crees capaz Miguel? ¡No eres nada!, acércate y veremos quien sobrevive –le responde Lucifer con risa-.
Así comienza una feroz batalla entre estos dos seres. Jack posa su atención en el combate de estos y escucha el chocante chirrido de las espadas observando como ambos se defienden y atacan para acabar con el otro. Luego de unos minutos Miguel atraviesa con su espada el pecho de Lucifer, dejándole sin vida y provocando un estallido que expulsa a Jack del recuerdo.
-Sigo sin comprender qué debo ver aquí –Dice Jack intrigado-.

Detrás de Jack, un pequeño destello deja al descubierto a una mujer de largos ropajes y exuberante belleza, que sostiene en sus manos un arco de innumerables detalles; con flechas de cristal guardadas dentro de la aljaba que cuelga en su espalda sobresaliendo a un costado. La extraña mujer venía acompañada de una pantera negra con los ojos cambiantes de color con el reflejo de la luz; y sin perder tiempo le responde:

  • ¿Es que acaso no lo comprendes? -le dice en tono burlón-, -algo me indica que Miguel se ha equivocado al elegirte-.
    -Así que por fin decides aparecer –Le responde en el mismo tono-, sé que estoy algo en forma; pero no es para espiarme en la oscuridad; lo tomaré como un halago; de todas formas, me llamo Jack y… ¿Tú eres?-.
    -Ten más respeto simple mortal; tengo más de dos mil años de edad; he visto mejores hombres que tú. No te

hagas ilusiones. Estás en mi templo… Soy Artemisa, Diosa de la caza, Señora de las fieras; se quién eres. Eres al que Miguel ha elegido para ser su adalid –Replica Artemisa -.

  • ¿Miguel?, ¿Quién es él? –Pregunta Jack extrañado-, me ha elegido ¿para qué?-.
  • El arcángel Miguel, es aquel que observaste durante el recuerdo; aquel que venció a Satán. Su poder se ha desvanecido a causa de Lucifer. No sabemos cómo lo ha hecho; pero ha vuelto a la vida… y te ha escogido para que lleves su armadura, su escudo y espada en su nombre; y que marches nuevamente al Infierno para detenerlo -Le dice Artemisa posando su mano en el hombro de Jack-.
    -¿Yo?, -Dice Jack sorprendido– no sé si lo recuerdas; pero hace tan sólo unos minutos me has llamado “simple mortal”; y ahora ¿quieres que venza al mismísimo emperador de las tinieblas y el mal?-. ¡Por supuesto! Tiene

tanto sentido. Es correcto; tin tin tin tin tin; tenemos una ganadora; dile que ha ganado Johnny. -Le dice Jack burlándose-.
-No es momento de bromas Jack; es tu destino -Le replica Artemisa-.
-¿Mi destino? No creo ser lo que buscas para ese trabajo, - Le responde Jack-.
-Así es; es tu destino. El arcángel Miguel te ha elegido por una razón: tu propósito es más grande de lo que crees. Se nos acaba el tiempo Jack, ¿tienes alguna otra pregunta? – Le interroga Artemisa algo agitada-.
-Supongo que no tengo elección. ¿Qué se supone que debo hacer? -Le replica Jack-.
-Todo a su debido momento. Es todo lo que puedo darte por ahora; pero no te preocupes; Miguel me ha designado para ser tu protectora; estaré contigo, no debes temer, ve

con cuidado y no bajes la guardia Jack; se acercan tiempos difíciles y te necesitamos. -Le responde Artemisa y ésta se desvanece.
Así Jack es iluminado nuevamente y despierta luego de su sueño.

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