Hola jeninsfer. Tu pregunta equivaldría a preguntarnos: "¿por qué Dios no es Misericordioso con nosotros?". Tu planteo presupone creer que Dios no nos protege.
Dios espera que el hombre lo reciba en su corazón y es misericordioso aún con quienes no lo reconocen, con quienes están alejados de Él. Al ser perfectamente misericordioso Dios nunca nos dejaría "completamente desamparados" o "a merced del demonio" (Él siempre nos está llamando, en su infinita misericordia se nos revela de maneras misteriosas, aunque no lo notemos lo hace constantemente).
Si Dios permitiera que todos sus hijos pródigos quedaran a merced del demonio (si no les otorgara una reserva de su protección paternal) el principal problema del mundo sería la posesión diabólica, pues muchos estaríamos directamente poseídos, bajo el control del maligno.
Dios siempre nos llama y nos cuida a pesar nuestro, lo cual no significa que Dios no nos vaya a juzgar. El hecho de no estar en Gracia de Dios no significa que Dios no nos proteja a todos del demonio.
Es el propio hombre en el uso de su plena libertad, de su libre albedrío, el que elige alejarse de Dios, negarlo. Esto es lo que el demonio aprovecha.
Veo que tu cita se refiere a la "inmunidad" contra el demonio que nos da la vida de Gracia y eso es cierto. Pero hay que saber que Dios ES Misericordioso, jamás nos "abandona", Él nos protege de la acción de los demonios que quieren corrompernos. Pero OJO, lo hace con su Justicia perfecta, porque es misericordioso pero también justo.
Dios respeta nuestro libre albedrío, y si el diablo nos daña es porque nosotros antes hemos consentido en que el mal actúe en nosotros. De eso Dios no puede cuidarnos.
Dios no puede protegernos de nosotros mismos.
En definitiva a tu pregunta sobre "Por qué Dios permite que el demonio haga daño al hombre?", la respuesta es: porque Dios no puede protegernos de nosotros mismos. Porque Dios nos hizo libres y respeta nuestro libre albedrío. Y justamente, es por el uso que hacemos de esa libertad que Dios nos juzga (no podría juzgarnos si Él mismo torciera nuestra voluntad: si así fuera no podríamos salvarnos por nuestros propios méritos).
Podemos ver entonces que la respuesta final a tu pregunta se resuelve en el hecho de que Dios es no solo perfectamente Misericordioso sino también perfectamente JUSTO.