Dulces manchegos de Semana Santa

in life •  7 years ago  (edited)

Hoy no hablaré de pintura, hoy tienen su turno la pedagogía y la cocina.

Hace dos décadas ya, y siendo yo profesor del Centro de Educación de Adultos de Daimiel, un grupo de profesores ideamos un método para motivar a nuestras alumnas en el aprendizaje de la lecto-escritura. Consistía en utilizar la repostería, una actividad de la que se ha ocupado tradicionalmente la mujer rural; un conocimiento que ha pasado de madres a hijas.

Siempre se han cocinado dulces típicos para consumir en cada estación, dependiendo de los productos de temporada y de las fiestas religiosas. Así, se han elaborado dulces de Navidad, dulces de Semana Santa, o dulces de vendimia. Se trata de dulces caseros cuyas recetas se han pasado en cuadernillos, manchados por el uso, de generación en generación. Recetas que usan unidades de medidas como el "cascarón de huevo", las "panillas de aceite", onzas, etc.

Nuestras alumnas, mujeres que hacían esos dulces todos los años y sabían la receta y el método de elaboración de memoria, leían alguno de esos cuadernillos antiguos, copiaban las recetas o las escribían al dictado. Tras eso, se provocaba un debate sobre las particularidades de las distintas variantes que habían para ese dulce y, por último, una de ellas quedaba encargada de elaborar el dulce. Al día siguiente al finalizar la clase se comía ese dulce y se opinaba sobre él. Si se daba el visto bueno, se registraba la receta con vistas a elaborar un libro.

Gracias a este método, se produjo una gran animación en las clases, y se progresó muy positivamente en el aprendizaje de lectura y escritura. Hay que pensar que, en aquel entonces, la edad de nuestras alumnas variaba entre los 40 y los 80 años.

A mí me tocaba hacer los bodegones con los dulces y fotografiarlos, y a mi compañero Rafael redactar los textos. Cuando estuvieron listos todos los bodegones y los textos, maqueté el libro: Dulces de Daimiel. Recetas para no olvidar.

Con este trabajo ganamos el prestigioso premio Miguel Hernández de 1997, y fuimos a recogerlo con una representación de alumnas de las manos de la ministra de educación, Dª. Esperanza Aguirre.

BARQUILLOS


BARQUILLOS2.jpg

¡Que riquillos son mis barquillos!
Por una suela de goma, doy un barquillo.
Si te mira tu suegra de mala gana,
le das un barquillo por la mañana.
Y aunque seas más malo que el mismo infierno,
exclamará diciendo: "¡Viva mi yerno!"
Popular de la zona.

  • 2 huevos.
  • Un tazón de azúcar.
  • Un tazón de zumo de naranja.
  • Un tazón de vino blanco.
  • Un tazón y medio de aceite de oliva frito.
  • Una copa de aguardiente.
  • La ralladura de dos limones.
  • Harina.
  • Azúcar para espolvorear.

UTENSILIOS: Barreño, cañas de cañizo cortadas,batidora.

PREPARACIÓN: Se baten los huevos y se le añade el resto de los ingredientes. Se bate todo un poco para que se mezcle bien. Se va añadiendo la harina hasta conseguir una masa suelta, no muy dura. Se coge un poco de masa y se enrolla en la caña, frotando en la mesa con las manos.

Con el aceite bien caliente se fríen las cañas con la masa enrollada; cuando están doradas se sacan y se dejan enfriar en una fuente para poder quitarle la caña y, por último, se espolvorean con azucar abundante.

TIEMPO DE ELABORACIÓN: Hora y media.

OBSERVACIONES: Las cañas de cañizo nuevas hay que freírlas para que se quemen un poco. Hoy en día hay rollos de acero inoxidable.

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Qué curioso! En mi pueblo los llaman canutos! Ahora ya sólo los hacen en ocasiones especiales, para bodas o cosas así.