Parecen rayos de luz con un brillo y gran reflejo, la armadura que llevamos para estar bien y encajar dentro de este Mundo, con tantas máscaras producto de lo que causamos, pero que mantienen guardada la luz del corazón. En el intento de realizar cosas para que todos tengan una imagen de que somos buenos en todo lo que realizamos, ya sea, trabajo, deportes, estudios, y relaciones sociales. Admirando todo lo que representa éxitos y popularidad para que así nuestra armadura sea mas fuerte y nunca den ganas de quitársela. Ahora, cuando todos estos anhelos se convierten en una realidad se va olvidadando lo mas importante; matrimonios donde cada quien se concentran en sus objetivos alejándose uno del otro, hogares donde los hijos ya no ven a sus padres, nunca hay tiempo para la familia.
Esto sucede a diario, importa que la armadura brille según como nos ven los demás, pero ella se debilita cuando realmente perdemos los mejores momentos de nuestra vida, que sin lugar a duda están a lado de nuestros seres amados. Cuando decidimos dejarnos la armadura puesta y ponemos en riesgo lo que vale la pena, sin poder controlar las ganas de ser exitosos y tener logros con la estabilidad y ser parte de la familia, esta se queda atorada. Se abren dos caminos, decidir quitársela o permanecer con ella. Para muchos es una elección difícil, pero si se busca ayuda podemos darnos cuenta de muchas cosas que antes no podíamos ver.
Se presentan situaciones donde tocara recuperar lo que en algún momento se perdió a través de la verdad, aprendiendo a escuchar, esto permite conseguirnos con nosotros mismos, guardar silencio, entender y aceptar la verdad que antes no eramos capaces de ver y encontrar, porque en ocasiones hablamos sin parar y no meditamos sobre nuestros actos. Debe importar mas nuestro verdadero yo y no lo que intentamos ser para otros, así se van reduciendo los temores. No debemos quedar atrapados en una armadura oxidada por la amargura y el afán de querer ser vistos por los demás. Al tener la capacidad de vernos y amarnos podemos hacerlo con otros, sin perjuicios y cualquier otra barrera que no da la felicidad.
Los afectos sólo retoñan en un medio donde nuestras formas de pensar son valoradas, no somos iguales, tenemos capacidades individuales, cometemos errores que son perdonados y tratados para corregirlos, dentro de la familia, esa que nos nutre y permite que exista la comunicación. Por todas esta razones sabemos que no existe la perfección, pero si formas de cultivar todo lo bueno para que no se destruya.
En algún momento nos tenemos que quitar la armadura, eso debe incomodo, molesto, cargar con una armadura que como tu misma dices se oxida, Y ni hablar del calor y los bichos que se meten dentro de ella. Esa armadura, la armadura de la vida nos roba la esencia de lo que es vivir. Tremenda reflexión.
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