A veces, despiertan necesidades vitales extrañas y entonces te entregas a ellas. Hace muchos años me entregué a Bob Marley. Durante una época de mi vida, llegué a estar literalmente anonadado con Marley, un músico extraordinario, un personaje irrepetible, una de las grandes joyas de la corona de la música popular mundial. Y esta ruta norteamericana no puede por menos que recordar su figura y recomendar la lectura de su vida, dentro de la ingente literatura existente al respecto.
El músico jamaicano moría víctima del cáncer en Miami el 11 de mayo de 1981. Fallecía la persona, nacía la leyenda. Pocos nombres han alcanzado la relevancia que Marley ha dejado en el mundo de la música. Hijo olvidado de un militar blanco británico y una jamaicana sirvienta muy religiosa, Bob Marley era un mulato en la Jamaica pobre, que vivió y creció en los guettos, como el de Kingston, para convertirse en músico, pasar a ser una estrella local y lograr el estatus de icono mundial. Porque Marley dio audiencia global a los desheredados y, a diferencia de los Dylan, Beatles o Presley, llegó a los cinco continentes.
No diré que Marley no compuso buenas canciones que hablaban del amor y las relaciones de pareja, pero ubicar a este hombre en ese apartado es absurdo. Compararle con un prototipo sentimental, un producto discográfico es, sencillamente, demencial. Todavía hay quien lo cree cuando escucha
No woman, no cry
Con ese bajo en primer plano que suena como si te estuviera empujando, lo notas en ti mismo. Es normal, por tanto, lo que no podía ser de otra forma: el reggae de Bob Marley era una especie de himno en Kingston en Jamaica, en Brixton en Londres o en Soweto en Sudáfrica. Era la llamada pacífica pero subversiva de un sonido primitivo, magnético, con raíces locales del ska pero que se hermanaban al blues de las plantaciones del sur estadounidense, al rockabilly primigenio de Presley o Ricky Nelson, a la profundidad negra de Memphis con sus metales.
La figura de Bob Marley es tan gigante como el día de su muerte. Su influencia ya no sé si la misma, aunque es indudable que marcó a decenas de músicos. También es innegable que su mensaje, para quien quiera acercarse a él, guarda la misma fuerza innata. Murió de cáncer. Por un segundo, lo pienso, siento lo que es pasar por ahí, combatiendo con fe pero sin armas contra una enfermedad más fuerte que la vida, aunque escondas en tu interior el poder de la fe. Ese poder que hace a unas personas más especiales que otras. El mundo sigue sin ellas, como sin Bob Marley, pero, si me preguntan con que me quedó de este mundo loco y precipitado, lo tengo claro, como que el sol sale todas las mañanas: me quedo con lo que permanece para siempre. Me quedo con Bob Marley. Me quedo con
Redemption song.
Cada vez que alguien escucha esta canción el mundo seguro es un poco más habitable. Tiene otro color. Porque es todo lo que tenemos, canciones redentoras, que nadie nos puede quitar.
Espero éste post haya sido de su agrado.. Disfruten De la vida.! Y de la buena musica.!
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