-_Mercado Medieval De LLombai - 20/01/2018_-

   Debo reconocer que desconocía la existencia e historia del pueblo de Llombai hasta que vi anunciado su famoso mercado renacentista en una red social.

   Resulta que es un municipio valenciano que sí posee cierta fama y renombre asociados tanto a la calidad de sus artículos de piel como al legado que la familia de los Borja (más conocidos en Italia como Borgia) dejaron en él con su baronía y marquesado.

   Llegamos al lugar sobre las 11:30 del sábado tras un viaje en coche de unos cuarenta y cinco minutos desde el municipio donde nos encontrábamos.

   Se veía ya a bastante gente paseando por las calles así como ocupando las terrazas de los abarrotados bares.

   Nos dispusimos a emprender el paseo por la calle central para observar la gran variedad artesanal y gastronómica que el mercado ofrece.

   Caminábamos entre una gran variedad de olores (puestos de especias muy diversas, de bollería artesanal, de ambientadores caseros e inciensos) y sabores (gran variedad de tenderetes de productos cárnicos y lácteos de diversa procedencia, entre los que destacaban cecinas de Léon y quesos de Mallorca o de Badajoz, entre otros), amenizados por los pasacalles diversos de músicos y malabaristas.

   A destacar la gran amabilidad de los dueños de los puestos que ofrecían a probar un sinfín de sus productos, casi pudiendo afirmar que con un solo paseo por todas las pequeñas tiendas que el mercado ofrece, no te hace falta luego ni comer.

   En nuestro caso, aparte de probar muchos artículos, compramos dos trozos de espectacular cecina de León (un trozo de ternera y otro de ciervo), dos trozos de queso caseros de una granja de Valladolid (uno de leche cruda de oveja con trufas y otro algo más curado) y una de esas tabletas de chocolate puro con harina de chufa.

   Eso sí, también debo añadir que, los precios no son nada baratos.

   Nos encontramos con un simpático águila que nos dio la bienvenida al llegar a una de las plazas centrales donde confluían diversas calles y algún que otro espectáculo puntual aprovechaba para establecerse, así como diversos puestos de comida caliente o de cerveza artesanal.

   Tras reponer fuerzas seguimos andando por nuevas calles del mercado hasta llegar a una zona más dedicada a explicar a la gente cómo eran algunos de los oficios de antaño, entre los que destacaban el de zapatero, resineros, laneros, trilladores, fabricantes de cencerros o de odres y talladores de madera de encina.

   Acabamos caminando mucho más de lo que esperábamos para ver la gran extensión y variedad de puestos que conformaban el mercado.

   Sobre las 16:30 estábamos ya cogiendo el coche de vuelta a casa.

¡Hasta la próxima visita, Llombai!