Un país invivible y una sociedad decadente tienen un origen siniestro cuya presencia dañina destruye cuanto su legado alcance. Su mirada estremecerá a generaciones venideras por el pavoroso país que construyó, y el horror que su nombre representa:
ojitos macabros
Hugo Chávez Frías tuvo como aliados a un grupo abominable de ministros, candidatos y jalabolas que jugaron a sentarse en cargos a placer y dañaron todo cuanto tocaban. El susodicho osó apropiarse, irónicamente, del término "expropiese" y lo adoptó como un símbolo de su lucha por las clases sociales desprivilegiadas y cual Robin Hood bananero le quita las propiedades a los ricos y se la da a los pobres.
El gran problema es que ni siquiera eran los pobres los que quedaban con lo expropiado sino el gobierno, y lo manejaban los del nauseabundo circulo de Chávez.
Y todo se escoñetó, porque robaron hasta el cansancio y quebraron más de mil empresas. Dañaron todos los servicios públicos, dejaron inservibles los municipios, y si nos vamos al caso específico del Zulia podemos llorar por las condiciones de vida medievales que han afrontado.
Todo este desastre por la gloria de esos ojos de mierda y su patria, socialismo y muerte.