y se presume que nada tiene que ser como es, que según los parámetros de la sociedad tú y yo deberíamos conversar todos los días, preguntarnos por nuestro día y tomar un trago mientras discutimos la lista de compras o simplemente el menú de la cena y se presume que nada tiene que ser como es. que entre tú y yo no exista cabida para mis expectativas y para tu indiferencia. se presume.
y se presume. que, según los planes, tú y yo deberíamos tener la relación más madura del mundo, que no tendríamos que pelear por cosas estúpidas y sin sentido…tan estúpidas como tu desdén o mi falta de seguridad y es que tú no leíste bien el libreto donde contaba con lujos y detalles que tú y yo deberíamos tener la relación más madura del mundo. allí lo decía. en todas esas páginas.
y se presume… que me ibas a gustar como el primer día durante todos los demás y muy a tu pesar, eso no cambia. y se supone que ya debería seguir mi avenida, pero es que me cuesta demasiado demoler el campamento que tengo construido allí, en el lado derecho de tu boca, que, aunque no te rocen mis labios a diario yo mando a la brisa a que haga el trabajo… y se presume que debemos de tener algo así, algo de lo que escriben los poetas de antaño. se presume.
y se presume. que tú y yo… seriamos tú y yo. Nada más, se supone también, que este tipo de cosas no tienen porque ser tan complicadas, ¿por qué debe ser tan complejo que un hombre quiera a una mujer? es que yo creo que tú no leíste las letras pequeñas del contrato que decían:
“quieta. aquí estaré yo. por un buen rato… contigo”