Coffe

Entre las grietas de aquella pared se hizo sentir, vapores de un encuentro que solía ser casual. La ventana no daba muestras de nada, sólo se abstuvo de aquello. Una mirada complaciente, tal vez. A su vez el ratón en la esquina de siempre un trozo de pan engullía, un observador más de semejante espectáculo.

....

Los autos no dejaban más que rastros de humo tóxico en las afueras de aquella habitación, perplejos e inocentes de lo que ahí ocurría. El vendedor de periódicos intentando vender la noticia del día "Hombre degolló a su canario con un cuchillo" gritaba mientras pasaba debajo de aquella ventana. Ana la Sra. del 14A siempre atenta pegada a la pared para el disfrute de su morbo. 15 años desde que murió arrollado su infiel marido le dejó un sabor amargo pero aún estaba viva; sedienta y ardiente. Pero sola. Milú, la cachorra del panadero de la esquina no paraba de ladrar a todo transeúnte que por ahí pasaba; jugando a ser valiente. Damian, el hijo del panadero volaba su undécimo papagayo en 3 días en la calle. Los 10 anteriores adornaban los cables de electricidad, todos casualmente cerca de aquella ventana. Mientras su padre intentaba besar a Carmen, la repostera.

....

Un par de malandrines caminaban buscando alguna víctima, atentos a cualquier sonido que se pareciera a una sirena. Luis, el frutero discutía con Pedro. No se entendía mucho, sólo se escuchaba "Me dejas a maría en paz, es una niña de 16 años y tu, un tarajayo de 26" todo esto ocurría mientras el frutero afilaba su cuchillo. El arrogante del 8B, paseaba en su Ford Fiesta mientras escuchaba a Fito Páez a quien odiaba pero le parecía que podía atraer chicas para ligar. En lo cual fracasaba con más frecuencia de lo esperado, siempre volvía a encontrase con su revista de siempre. Bien gastada, por cierto.

....

En la habitación todo transcurría como siempre, ella lo besaba; él. Gemía como nunca. El ratón ya dormía y Ana seguía atenta. Disfrutando escuchar. Luego él entro en ella y el ratón despertó, corrió un tumbó un vaso. Ellos iniciaron su jornada como mandaba la ley, un enjambre de locura. Pieles de gallina luego del éxtasis, gemidos y gritos. Ana ya se masturbaba con su fil consolador.

....

El ratón fue a aparearse, necesitaba estar a tono a la situación. En la calle, Luis apuñalaba a Pedro luego que su hija le gritará que amaba a Pedro y le comunicaba que estaba embaraza. El periodiquero quien estaba enamorado de la hija de Luis, lloraba desconsolado con Milú quien a su vez intentaba aparearse con su pierna. Carmen se negaba a brindar sus mieles al panadero, sólo accedió a dar sus voluptuosos pechos para el gocé de ambos. Mientras su hijo, nuevamente perdía su papagayo; esta vez de mano de los malandrines. Quienes fueron arrollados por el arrogante, que ya no podría a encontrase con su revista de siempre.

....

Ya en la habitación, ella se vestía para partir por la puerta trasera. Él por su parte fumaba en la sala tomando agua, estaba vestido; listo para atender el mostrador de la panadería. Ella hacía cálculos mentales sobre la cantidad postres que necesitarían en la panadería de su esposo. Ambos salieron, llegaron por separados a la panadería. Ya la respostera había horneado no solo sus pechos, los postres que Luisa la esposa del dueño le había ordenado. Ella, sin ánimos de sospechar, verificaba; mientras el panadero anotaba las órdenes de los clientes; eso sí. Aún con el sabor a pechos en la boca. Él, comenzó a servir el café como siempre. Nadie cruzaba miradas.

….

Tal vez fue el culpable de todo aquello, fue el café.