¿Quién dice que La Guaira es lejos?

Epa!

Volví, con una nueva anécdota de esas que les había hablado hace un rato ya.

Increíblemente comenzare estableciendo una analogía, que relaciona La Odisea de Homero con la tan amada, y creo que últimamente odiada, autopista Caracas – La Guaria; Irónico, por supuesto. Increíble, sin duda. Paradójico, sí. Para finalmente concluir en cómo al final de todo ese camino, te das cuenta que la guaira esta mas cerca de lo que imaginas. Créeme, en algún momento cobrará sentido la idea, o eso espero.

Esta epifanía se debe a 2 increíbles razones. La primera se encuentra relacionada, o, mejor dicho, ocasionada por mi más increíble fuente de conversación, mis pensamientos. Si. Mucho gusto, como saben quiénes me conocen, soy una persona excesivamente overthinking; pero quiero acotar que leí hace poco en un artículo que es sumamente necesario liberar tus más grandes inseguridades y pesares, comunicarlos, así sea en un pedazo de papel; o pueden seguir mi ejemplo, en el teclado del celular mientras hago mi recorrido diario y poco favorito, desde Zona Rental hasta La Paz.

La segunda razón, puede tornarse un poco más pragmática, y se debe a lo que observe en mi trayecto. Un desierto y un oasis en un mismo recorrido. Tristeza y felicidad combinadas en un trago amargo difícil de digerir.

Para quienes no conocen la historia, Odiseo o también conocido como Ulises, Rey de Ítaca, tras diez años de lucha en la guerra de Troya decide volver a casa, pero este recorrido dura 10 largos años. Es importante recalcar que, al ser un drama griego, que los obstáculos son constantes por parte de los autores para con sus protagonistas.

Pero mi historia tiene 2 protagonistas, 2 odiseos. Ambos con características similares al Ulises original, una astucia inigualable, un alma indomable y una férrea necesidad de volver o buscar su hogar. Un Ulises que se marcha, y otro que se queda. Ambos dispuestos a enfrentar la inimaginable.

Diáspora es un término al que nos hemos tenido que acostumbrar, así como los judíos lo hicieron durante su escapatoria desde los conflictos en la tierra santa hacia Egipto; años después cuando este mismo pueblo migro durante la segunda guerra mundial y el holocausto judío; La huida de los chilenos durante la dictadura de Pinochet, y la actual crisis de refugiados persistente en medio oriente producto de la guerra, y en África producto de conflictos políticos y étnicos nacionales y graves condiciones sociales y económicas.

Ahora bien, encontramos dos puntos en común en todos estos relatos, que fácilmente podemos relacionarlos con nuestros protagonistas; el primero, la implacable necesidad de buscar mejores condiciones de vida, y el segundo la indecisión de nuestros protagonistas en el dónde y el cómo buscarlos. Pero finalmente las condiciones del medio que rodean a cada uno de ellos, y las oportunidades que se les presentan, los llevan a tomar 2 caminos diferentes.

Y si, hablo de Venezuela, y de ti, que has partido dejando mucho atrás y teniendo mucho por delante y de mí quien se ha quedado, pero no atrás; somos los homeros de nuestra propia Odisea, cada una vivida de una forma diferente, pero que al final, y pongo mucha esperanza en ello, será tan gratificante como el encuentro de Ulises, con Penélope, su esposa, Telémaco, su hijo, Argos, su fiel canino (Debo decirte que ese encuentro para mi es el más emocionante), y la sensación de volver a casa tras un largo viaje.

No hace mucho tuve que enfrentar el inicio de una nueva historia. No hace mucho tuve que recorrer la Autopista Caracas – La Guaira. No hace mucho tiempo tuve que lidiar con mi mente y con las realidades de mi país.
5 pensamientos vinieron a mi cabeza el día que tuve que despedir a uno de mis mejores amigos en el Aeropuerto de Maiquetía hace una semana. 5 sucesos marcaron ese día.

Jose Roberto Nuñez