Les dejaré este fragmento de “Sobre la servidumbre voluntaria” (Étienne de La Boétie 1548). Cuando reflexiono sobre este escrito tengo menos esperanza en la humanidad, ya que sí han pasado más de quinientos años y esta no ha sido capaz de evolucionar por carecer de una memoria colectiva, entonces no habrá un cambio sustantivo jamás.
¨Tres clases hay de tiranos (hablo de los malos príncipes): unos adquieren el poder por elección popular; otros por la fuerza de las armas, y los más por sucesión hereditaria. Los que lo adquirieron por el derecho de la guerra, arreglan su conducta según su carácter más o menos sanguinario, más o menos cruel, y obran, según suele decirse, como en país conquistado. Los que nacen reyes no son generalmente mejores, porque nacidos y alimentados en el seno de la tiranía, maman con la leche la naturaleza de tiranos y miran a los pueblos como un rebaño de ovejas que han heredado; y a tenor de su inclinación a la avaricia o a la disipación, disponen del reino como un particular de su patrimonio. El que es monarca por el pueblo, parece que debiera ser el más tolerable; e indudablemente lo fuera si al verse elevado por sobre los demás, alucinado por ese no sé qué que llaman "grandeza`, decide no moverse de ahí olvidando que todo lo debe a la voluntad de sus conciudadanos. Es cierto que las primeras víctimas del despotismo lo sufren con violencia; pero los que nacen después de ellas, como no han disfrutado de la libertad, ni saben en qué consiste, sirven sin repugnancia y hacen de buena gana lo que sus pasados sólo hicieron a la fuerza. Esto proviene de que naciendo los hombres bajo el yugo, crecen y se desarrollan con él, no miran más adelante y se complacen en vivir como han nacido, sin pensar en otro derecho ni otra felicidad que la que han encontrado, y llegando finalmente a persuadirse de que el estado de su nacimiento es el de su naturaleza."
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