Sencillamente amanecer con la persona que amas es un regalo.
Disfrutar de su desnudez es un privilegio.
Entregarse de alma, cuerpo, sexo y corazón, es vivir dentro de la vida misma pero con más intensidad.
Y allí es donde te das cuenta, que no todos los orgasmos están vinculados al acto coital, a veces tan sólo basta con tenerse, sentirse y vivirse para llegar al clímax de dos cuerpos que forman uno sólo.