Derrotando temores

El temor se manifiesta al sentir algún tipo de miedo por algo perjudicial o negativo que ocurre, haya ocurrido o esté por ocurrir, acompañado de sospechas que conllevan a la angustia y al nerviosismo, impidiendo la tranquilidad y la paz interior de la persona. A menudo, estos temores se presentan por una particular condición de soledad, producto del ego, el cual es el causante de hacernos creer que realmente estamos solos, ya que si estamos unidos a los demás, es con el propósito de sentirnos protagonistas de la vida y encontrar reconocimientos, bien sea en la familia, pareja, amistad y ámbito laboral, convirtiendose luego en la vana gloria de la vida. Es necesario recordar que somos parte de una totalidad y siempre estaremos unidos a la disposición integradora de la voluntad de Dios. Cuando estamos consciente de esa realidad, comenzamos a mirar con los ojos del corazón y apreciamos la compañía de los demás. Pero antes, es necesario aprender a valorar la relación íntima de amistad entre el ser Creador y Supremo Dios y mi ser interior. De ese modo llegaremos a comprender que la soledad es una extraordinaria oportunidad para compartir con uno mismo y en ese momento se presentarán aquellas personas que se conectarán a nuestro ritmo, sintonía e intesidad.

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Otro temor común de vida es la escasez, situación que estamos padeciendo con tanto ahínco los venezolanos. Sin embargo para combatir este miedo, hay que poner en repitencia la práctica de una palabra de siete letras "GRACIAS". Cuando presentamos delante de Dios nuestras peticiones con acción de gracias por todo lo que tenemos, percibiremos con gran gozo, todas las cosas que Dios nos ofrece cada día. Gracias por un nuevo día, gracias por el aire que respiramos, gracias por la casa donde vivimos, gracias por las situaciones adversas, que nos dejan lección y sabiduría, gracias por la amistad, gracias por el trabajo y el pan de cada día. Al estar constantemente agradecidos, deleintandonos en nuetro Dios, entonces poco a poco, de acuerdo a su tiempo y voluntad comenzará a concedernos los anhelos más profundos de nuestro corazón.

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El miedo a la enfermedad es otro temor común por derrotar, que si nos dejamos posecionar por el, ocasionaría un desequilibrio en la conciencia, al sentirnos débiles, presisamente por la pérdida de la voluntad, como energía interior y necesaria para estar activos. Enfermedad es una palabra compuesta del latín in-firmus, que significa sin firmeza. Los proverbios Biblicos dicen que el buen ánimo de las persona hacen soporta las enfermedades, pero por el contrario, ¿quién soporta un alma angustiada? También el filósofo Platón expresó Mente Sana en Cuerpo Sano, es preciso tener pensamientos positivos de sí mismo. Hablar de enfermedades constantemente, puede ser contagioso y perjudicial para otros, como también se puede contagiar la condición saludable. Entre las relaciones es necesaria las reconcilaciones, el perdón, la alegría y la paz. Permanencer en silencio, meditar en la palabra de Dios a través de la lectura Bíblica y esperar en Él, encontraremos respuestas a las dificultades. Recibir de Dios el amor,como fuente inagotable, ayudará a sentirnos sanos y llenos de vitalidad. Es importante sentirnos saludables para poder cumplir con el propósito de vida que Dios nos ha encomendado sobre esta tierra, hasta que él lo disponga.

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Por último, el temor a la muerte, este se supera, cuando nos proyectamos transcedentalmente hacia el futuro, hacia la vida eterna, creyendo que Cristo Jesús venció la muerte y murió por nuestros pecados para salarvarnos y darnos vida eterna, vida abundante. Sin embargo, durante la trayectoria pasajera por este mundo, es necesario manifestar hacia nuestro prójimo bondad, genorisidad, desprendimiento y amor, sin esperar retribuciones, confiados que viviremos en la memoria y los corazones de quienes estuvieron presentes en el transitar de este mundo.