historias de hiper inflacion y de dolares tambien

El capítulo de hoy se titula

"Bachaqueros Incorporation"

El Limón, estado Aragua. En el único mega supermercado de esta pequeña ciudad está una mujer esperando en una cola a que llegue su turno para comprar. Para ese día sólo había harina precocida de maíz regulada disponible al público. La fila estaba muy larga pero ella había salido de su casa con una alta cuota de paciencia con la finalidad de evitar malos ratos. Asimismo había realizado sus acostumbradas tareas familiares junto a su esposo para esta más tranquila en su tortuosa faena de productos regulados. Pues bien, el quorum de personas de la tercera edad, trabajadores públicos y rezagados era practicamente normal, es decir, no era un día estresante como otros. Pese a ello, cuando llegó su turno, el personal de orden público no permitió su entrada ni el de otras cinco personas, excepto una muchacha que se había incorporado a la cola tardíamente, lo que provocó el descontento de varios, quienes tratando de interceder de buena manera, no obtuvieron éxito. Esto dío como resultado la retirada de varios y provocaron un mayor descontento en otros.
Minutos mas tardes una señora se acercó al funcionario, con actitud altanera y le preguntó:

• ¿Por qué no me dejaste pasar los rezagados que están por el árbol?
• Porque no. Yo soy quien digo quién entra y quién no.
• ¿¿¿¿Cómo???? Aquí la que dicen quién entra y quién no soy yo, porque yo soy la que organiza la cola desde la madrugada.
• Mire, señora, usted podra ser la que vende los cupos pero yo soy aquí el que decide.
• ¿Ah sí? mira sabes cómo es la cosa, yo aquí estoy TRABAJANDO, no estafando. O sea, yo vendo los cupos y organizo la cola, así que tú -señalando al hombre- me vas a pasar a los que están por ese árbol, quieras o no quieras. Yo aquí no estoy haciendo nada malo. Te repito esto es un TRABAJO. Además a los de mañana ya los organicé a las 3 am de hoy.
  El funcionario se inmutó. Minutos mas tardes los rezagados habían entrado y la mujer en cuestión de este relato, delante de este hecho, sólo tuvo que regresarse a su casa y surfearse la ARRECHERA ante el hecho observado y por no haber comprado los dos paquetes de harina que vendían ese día.

Esta historia es real. Yo no la viví. Me la contó la protagonista, quien en segundos pasó a ser la actriz de reparto, sin saber que en su espera la BACHAQUERA y el funcionario, tejieron un film de amor-odio-empresarial, en tiempos de escasez, contribuyendo así a la exacerbación de antivalores ya fertilizados con esta crisis Venezolana.