Salí a respirar aire puro - (relato poético)

  Un morral de pesares a mi espalda cargo con resignación. Siempre me encuentro con un muro de piedras cuando perezco ir en buena dirección. Pero no me desanima mirar de frente al ocaso, en lugar de traer gris a mi vida, es para mí el fin de un fracaso.

Tomé una mañana mi bici y pedaleé hasta la playa. Miré el inmenso mar con la intención de navegar sus aguas, de respirar aire puro con olor a esperanza, que me permitiera olvidar a la rutina canalla.

Sentí el agua en mis pies, rebotando con dulzura, tonos amarillos y rosas se extendían frente a mí como telón de teatro. Mi corazón atribulado encontró en ellos paz y sosiego. Recuerdo haberme sentado para contemplarlos un rato.

Poco a poco se fueron apagando las llamas de la discordia. El rojo encendido del enojo y la áspera voz de la decepción. Una bruma suave me susurró al oído con elegancia, y los granos de arena me sirvieron de inspiración.

Apacible brisa que bailas con las olas, una danza hermosa e interminable. Ideas alegres que en mi mente afloran, enterrando en el olvido sentimientos de desilusión.

Una perdida, un temor, un obstáculo, una negación; vienen conmigo en el morral. Un encomio, una dicha, una buena obra y una alianza; encontré al mirar el ocaso en el mar.

Ahora sonriente y de mejor semblanza monto en mi bici para volver, allá habrán nuevos problemas esperándome sin que los pueda vencer; los traeré de nuevo a la playa, mañana en mi morral al volver, y se irán con el ocaso como un fracaso que no quise ver.

No es igual enfrentar las adversidades con pies descalzos en suelo duro, que caminar a la orilla del mar en la suave arena que los viste al verlos desnudos, y los besa con sus olas cientos de veces; de las mejores caricias del mundo.

Volví y miré al horizonte, una hermosa luz me decía adiós. Sonreí y mire mi camino con nuevas fuerzas, gracias a Dios…

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