Hola, amigos. Por acá les dejo un escrito de mi autoría que data de mediados de los '90, cuando entre un cuento y otro, descansaba con un escrito suelto. Suelen tomar un "descanso" parecido quienes catan vino o juzgan platos, para limpiar el paladar. Yo hago un ejercicio literario para limpiar mi mente de una historia y comenzar con otra. Fue así como, escribiendo mi primer libro de cuentos, terminé escribiendo también un legajo de escritos de bolsillo.
Espero que lo disfruten. Saludos.
PASIÓN DE UNA LÁGRIMA.
En mis comienzos, una vaporosa carga de estremecimientos y ahogo se expresa en un inevitable ardor envuelto en mi húmeda contención. Excitada tal vez por una palabra, un pensamiento, un recuerdo… el vapor se condensa y la carga es mayor. Ahora es imposible detener las olas en la bahía. Me escurro y me dejo caer, me desplazo silenciosa y rápida, huyo en loca carrera, en libertad, desnudez y rebeldía.
Hallo mi primer encuentro con la almohada, una hoja de papel, la camisa de un buen amigo, el propio abdomen de quien me llora o sus avergonzados dedos. Empero, destruída como gota, sigo existiendo como lágrima. Sigo húmeda, ahí donde he caído, gritando de emancipado dolor.
Se inicia entonces mi agonía; mi martirizada muerte. Me imagino mi desvanecimiento como un hecho inútil, tan inútil como mi nacimiento mismo. Más tarde me entrego al delirio, a la desesperación. ¡Me estoy secando! …Y quisiera renegar de la tristeza que me produjo, ¡quisiera ser una heroica lágrima de alegría..! …pero la frustración de no serlo me ridiculiza y se acelera mi angustia. Me hago más rebelde… no quiero desaparecer y al mismo tiempo me niego a mí misma.
Implacables segundos me extinguen, me pierdo en el aire, me elevo, río… muero.
Estoy seca, pero viva en mi razón de ser; he permitido la huida del dolor, el odio, la soledad y el vacío. Ahora soy de gran valor… soy pura, sutil, sublime.
Shirley Arnao.