Esto es un cacho llanero que pone de manifiesto las ocurrencias de sus personajes, ya sean los llaneros, campesinos, la gente del campo.
Juan Pacheco, vivía en la comunidad, llamada Marupa, “Marupa” era un remoto pueblito enclavado en los llanos venezolanos, corría el año 1928. Pachequito como lo apodaban ocupada un rancho en las afueras del poblado asentado en un terreno de unas 4 hectáreas donde sus progenitores ya difuntos habían llevado una vida de trabajo dedicados a la agricultura y a la cría en poca escala de animales domésticos. Juan Pacheco se dedicó al ocio y a la vagancia y en poco tiempo vendió los animales y el terreno se enmonto y nunca más lo trabajo.
Solo aprovechaba un inmenso mango, que en época d producción cargaba de manera muy grande y él les vendía la cosecha a mujeres de Marupa que se dedicaban a la venta de jalea de mango.
Pachequito lo único que hacía era comer, beber y dormir, algunas veces salía con su perrito cazador y con una vieja escopeta que había sido de su padre a matar algún animal silvestre que le proporcionara un poco de carne para su precaria manutención, al perrito se llamaba *Tocón*, porqué en una herida en el rabo le habían caído gusanos que Pachequito nunca le curó y perdió casi toda la cola. En sus correrías de caza entraba en alguna vivienda que se encontrara sola y cargada con comida y otros enseres los cuales se llevaba para su casa. Pachequito definitivamente era una plaga, por eso los vecinos se habían puesto mosca. Era una mañana del mes de Junio, nuestro personaje pasaba por una situación crítica, el mango ya tenía dos cosechas que no producía, Tocón había aprendido a cazar solo para poder subsistir, se había convertido en un depredador, Pachequito en su viejo y curtido chinchorro meditaba, tenía hambre y no tenía nada para comer, de pronto pronuncio una exclamación, ¡ANIMAS DEL PURGATORIO LES PROMETO QUE SI SALGO A CAZAR Y MATO DOS CONEJOS UNO SERA PARA MI Y EL OTRO PARA USTEDES, LO VENDO Y CON EL LE COMPRO VELAS!.
Buscó la vieja escopeta y registró en la mochila donde guardaba la munición, solo le quedaba un cartucho, salió de su rancho, en un recodo del camino vio dos conejos muy juntos, ¡ya está! Se dijo para sí mismo con un solo tiro los matos a los dos, se acomodó, apunto y “PUM”, disparó, un conejo quedó muerto y el otro salió corriendo a toda velocidad, Pachequito dijo entonces en voz alta: **Ese conejo de las animas si corre duro**, recogió el conejo muerto y siguió caminando por la orilla de la empalizada buscando un rancho que estuviera solo, llegó al patio de la casa de Toribio González, quien hacía vida marital con Pancha Colina.
Allí solo estaba una muchacha adolescente de unos 16 años, llamada Francisca Colina a quien le decían Panchita, hija de Toribio y Pancha. Panchita era media boba y por oso sus progenitores no la dejaban salir.
Juan Pacheco, saludo: buenos días muchacha linda, ¿cómo está usted? La muchacha respondió: Bien por lo conforme, pero váyase que mi taita no le gusta que hable con nadie y mi mama está en la quebrada lavando una ropa. Pachequito vio en un pequeño chiquero un cochinito de unos 20 kg, más o menos y le preguntó: ¿Y su taita dónde está? La muchacha respondió: Él está en el conuco sacando una yuca. Pacheco pregunto: ¿Y ese lechoncito tan bonito? La muchacha respondió: Ese es el cochino de NOCHEBUENA. Pachequito dijo: Entonces ese animalito es mío, porque yo soy el Sr Nochebuena.
Panchita dijo: Si usted es el Señor Nochebuena, lléveselo y se va ya. Pachequito metió el cochino en un saco grande y también el conejo, por el camino iba silbando de muy contento que estaba, caminaba poco a poco. A todas estas Toribio había llegado a su rancho y lo primero que notó fue la falta del cochino, Panchita casé, le grito a la muchacha. ¿Dónde está el cochino?, pregunto. Guá taita ¿usted no me dijo que ese era el cochino de nochebuena?, por ahí vino ese Señor y yo se lo entregue. A muchacha pa’ bien tonta y gafa es esta, seguro que quien te envainó fue el sinvergüenza de Pachequito, ¿pa’ donde cogió? La muchacha le indico por donde se había ido y Toribio salió corriendo tras el con una peinilla en la mano.
Llegando al rancho lo alcanzo y le propino el primer planazo, lo siguió golpeando diciéndole: toma sinvergüenza, toma vagabundo, toma tu aguinaldo Señor Nochebuena; Pachequito soltó el saco y la escopeta, los cuales fueron recogidos por Toribio, cuando se levantó muy adolorido y moreteado se encontró con e l frondoso mango, el viento movía las ramas del árbol y Pachequito escucho que el mango decía: “Eso te paso por flojo y vago, por eso yo no he cargado más, pues no voy a mantener a un hombre que ni siquiera me echa un poquito de agua en verano cuando más sed tengo”. El perrito Tocón llego en ese momento y también se enfrentó a Pacheco quien atemorizado le oyó decir: “Pachequito cambia tu vida porque yo estoy dispuesto a vivir los años que me quedan solo y no al lado de un hombre tan egoísta como tú”.
Pacheco, entonces tomo una decisión, recogió los pocos bártulos que tenía y se fue, camino como unos 80 km, hasta llegar al pueblo más cercano llamado “Las Lomas”, consiguió trabajo en una finca y se dedicó completamente a laborar con fundamento y se dedicó completamente a laborar con fundamento y honradez, tanto se compuso que a los 3 años el hacendado lo nombro encargado general de la posesión. Pachequito se casó, formo un hogar y se convirtió en un hombre de bien.