Migajas

Constantemente confundí migajas con amor, estuve mucho tiempo queriendo que dieras más de ti, que solo una fracción de ello, me acostumbre a tan poco, que a la mínima demostración de afecto me engañaba diciendo que eso era amor, olvide el significa de esa palabra, me acostumbre a lo poco y no ocasional de tu cariño me cobije en ello y lo tome como lo más preciado.

La mayoría del tiempo buscaba excusas para verte, porque creía que por pocas que fuesen, las migajas eran suficientes, justifique la mayoría de ellas, no estaba cien por ciento conforme pero siempre decías que esa era tu forma de amar que debía sentirme privilegiada, a pesar de eso, todo ese tiempo tome tus migajas y me hice creer a mí misma que eso era realmente amor.

El problema de las migajas cuando te acostumbras es que crees necesitar de ellas, llegas a creer que forman parte de ti, el problema de recibir amor en tan pequeñas proporciones es siempre creer ser la falla. Si te miraba y no sonreías, si decías que no encajabas en mi grupo de amigos, si tus problemas eran también míos pero los míos solo míos, si no me esperabas al salir, si mis demostraciones de cariño no eran suficientes, si fallabas era mi falla, si yo fallaba era mi falla, el problema es llegar a acostumbrarse a las migajas, el problema para ti era yo, el problema para mí era yo, sí, por no creerme suficiente.

Ahora sé que no soy el problema, que lo nuestro no era nuestro sino mío, porque en la probabilidad; la suma de los complementos siempre es 1, pero en lo nuestro tú eras la probabilidad de un conjunto vacío.