Desahogo.

Escribiéndole a esa persona que nunca me leerá porque no sabe que le escribo. Volcando el corazón para no ahogarme con las palabras.

Solo quiero decirle que lo quiero, libre. Quiero que sea feliz, conmigo o sin mí. Pero lo quiero feliz. Quiero verlo crecer, rodar, volar, verlo hacer lo que ama, reír. ¡Ay, su sonrisa! No hay nada en estos momentos que me emocione más que verlo feliz. Mirarlo a escondidas, los besos inesperados, los gestos y las bromas que me llenan.

Lo extraño, extraño sus abrazos y sus sonrisas complices, verlo dormir y darle besitos con cuidado de no despertarlo, que me abrace y me haga sentir segura. A salvo, en casa.

Quiero darle las gracias, por los detalles, por estar siempre presente aunque a veces no lo note, por los pequeños detalles y las palabras. Porque me llena el corazón cada que tiene un gesto, por abrazarme para dormir, por los mimos, por los cuidados.

Me da miedo, miedo el decirle todo lo que siento, no quiero ahogarlo, sofocarlo con sentimientos, sentirme vulnerable ante él y terminarme haciendo daño y aún así quiero decirle que me hace feliz, me gusta compartir mí felicidad con él y sentir que comparte un poco de su vida conmigo.

En conclusión solo quiero decirle que lo quiero y lo extraño, sin tanta palabrería y sin tanta explicación. Simplemente darle gracias por llenar una parte de mí corazón.