John Cage fue un reconocido compositor estadounidense. En una de sus interpretaciones, se sienta frente a su piano por 4 minutos y 33 segundos, en un casi completo silencio.
Para mi humilde juicio, esta situación llega a ser, en principio, harto desconcertante. Situación plasmada y registrada en la historia de la "musica": su "música"... Al final de su "silencio" hace una reverencia al público, y éste le APLAUDE.
Para mi humilde juicio (reitero), esta "pieza" no es más que una oda a la vanidad. Una proyección, tan abstracta como silente, de lo que este músico se pudiese imaginar al tocar una de sus piezas. Es una invitación a disfrutar la armonía del silencio, y a experimentarlo como parte de una música, también compuesta. Es un desafío a la ruptura de paradigmas.
Para mi humilde juicio (insisto) John Cage, ¿será que exhorta a componer el silencio entre nosotros... A medirlo?
Podemos sucumbir ante nuestras IMPULSIVIDADES más antropológicas y simplemente reírnos de esto, señalando una vez más, con nuestro dedo ignorante y acusador, algo que se brinda como una completa ridiculez. O podemos, no apreciar, pero sí identificar algunos elementos que pudiesen escapar a una mente cerrada y ajena al arte.
Para suma de mi impresión este "segmento de silencio de John Cage" no solo ha sido aplaudido entre algunos snobs. Esta aventura momentánea e incongruente, tan desafiante como atrevida, tan extraña y tan abstracta, incluso, absurda ¡se vende por Itunes! Aunque no lo crean, está disponible para la venta.
Un track de 4 minutos 33 segundos de silencio, disponibles para ser descargados en tu iPod, por tan solo $0.99.
Mi impresión no puede más que reposar en un pensamiento:
¡Todo puede venderse!