Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios.
Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura”
-El Profeta, Khalil Gibrán-
Dos jóvenes muy enamorados habían decidido unir sus vidas y pasar el resto de sus vidas juntos; pertenecían a los indios Sioux. El joven guerrero era valiente y entrenado y la joven la más hermosa entre las doncellas casanderas; les entró miedo de que, por algún infortunio, el destino o las gentes los separaran. Entonces acudieron a un chamán muy sabio para que les hiciera algún hechizo o les preparara un talismán.
Se presentaron ante el anciano, y le explicaron el motivo de la visita: - nos vamos a casar y nos gustaría tener algo, o su bendición que nos garantice estar siempre unidos y llenos de amor el uno por el otro. El chamán los observó y se maravilló de su juventud y de su firme determinación. El matrimonio es una decisión que se debe cuidar toda la vida, al igual que un tesoro, que nos provee recursos para siempre; hay una prueba difícil -les dijo-
Los jóvenes cogidos de la mano se miraron y él indio respondió: -lo que sea necesario, estamos dispuestos- El anciano tomó de la mano a la joven y le dijo: te veo muy delicada, no sé si lo lograrás, porque ambos se tienen que demostrar que son atrevidos y recursivos para cuidarse. Ve a la montaña que está al norte de la aldea y caza al halcón más hermoso, que puedas, sólo llevarás una red, lo harás en luna llena, tres días tendrás, ¿entendido?
Y usted joven, iras a la montaña sur, allí donde pocos llegan; localiza al águila más fuerte y esquiva que allí habita, atrápala solo con la red, que te daré, ¿estamos de acuerdo? Ambos asintieron con timidez. Partieron en silencio y a los días se presentaron de nuevo, cuando el cielo presentaba la luna llena. Recibieron la red y ambos partieron en direcciones opuestas, sólo llevaban la red, el amor juvenil en su pecho y la incertidumbre a cuestas.
Al amanecer del día tercero la joven llegó primero, con un hermoso halcón, algunos uñetazos en su piel decían que no fue fácil; el indio llegó cuando estaba claro; su águila era grande de cabeza blanca, las ropas del joven también estaban algo despedazadas, hubo pelea con al animal, se notaba. El chamán les pasó dos cuerdas de cuero y les dijo: -con cuidado aten las patas de cada ejemplar, y luego las liberan de la red-
Pensábamos que las íbamos a cocinar- dijeron los jóvenes- estas aves no se deben de comer, son dañinas para los humanos, dijo el anciano. Luego de liberarlas las aves no pudieron volar, con el suelo con piedras se hicieron mucho daño. El anciano les dijo ¡observen bien la situación! Con un cuchillo rompió las cuerdas y cada animal estuvo largo rato tendido, hasta cuando recuperaron fuerzas y partieron.
Este es el conjuro que pidieron: -cada uno deberá velar por el otro, ayudense en todo tiempo; pero jamás se amarren, deben ser libres de movimiento, siempre orar el uno por el otro; ¡ámense en la virtud y perdónense en los errores humanos, que siempre van a tener!
¡ Un saludo Steemians, con nuestro abrazo virtual!
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