Fuente: Pixabay
Cuánta razón tuvieron los que me advirtieron de ti.
Debí escucharlos, pero, ¿cómo iba a creer del todo que esas preciosas esmeraldas que me dejaban muda estaban llenas de tanta oscuridad? La verdad es que me tenías total y completamente engatusada. Si tú decías que el cielo era verde y te contradecían, yo personalmente me encargaba de pintarlo para que tuvieras la razón. Si alguien se atrevía a hablar mal de ti (aún cuando fuese totalmente cierto lo que decían), la primera que salía a defenderte era la pequeña flor que tan bien dominada tenías; tanto, que sus espinas estaban guardadas, por si la tomabas de repente y te hacía daño sin querer.
Fuiste bueno cuando quisiste, y cuando fuiste malo me hiciste creer que también eras bueno. Me hubiese gustado, de verdad que sí... me hubiese encantado creerle a todos cuando aún valía para algo.
Siempre me preguntaban por qué había dejado de llevar el cabello como me gustaba, corto y de colores, mientras que ahora era una cascada de negro sobre negro. ¿Por qué ahora estaba apagada?, ¿qué me había pasado? Responder con alegría, que así te gustaba, no traía la reacción que yo esperaba. En lugar de aplaudirme porque estaba haciéndote feliz, mis amigos me reclamaban porque no ponía mi felicidad primero. Pero en algo tan insignificante como el cabello, ¿para qué, no? Primer error de muchos.
Aunque siendo sincera, mi primer error fue cuando acepté que tuvieras la clave de mi celular hasta llegar al punto de cambiarla y no querer dármela, pudiéndolo usar sólo cuando tú me dejaras. Pero eso era el amor, ¿cierto? ¡Yo estaba confiando en ti porque me amabas! Y nadie hiere a quien ama, ¿verdad? ¡NO!
Siempre fui consentida por mis familiares y amigos con vestidos, blusas preciosas, pantalones hechos especialmente a mi medida, y más. ¡Amaba todo eso! Ellos lo sabían y por eso me los obsequiaban, aunque nunca podía usarlos además de la vez que me los probaba. Y es que después de que me rompieras la ropa en plena avenida por salir "vestida así" no quise arriesgarme a experimentar tanto miedo de nuevo.
Ese fue uno de los momentos en los que quise dejarte. Pero, ¿cómo podría? El amor es ciego, dicen... pero el mío era también bruto, sordo, mudo e insensato.
Cuando mis papás dejaron de visitarnos porque no querían ver cómo me destruía, los odié. ¿Cómo podían insinuar que amar como lo hacía era destructivo? Pero lo era, la verdad es que lo era. Mis miedos eran tan reales como los sentía, pero los quería acallar porque EL AMOR TODO LO PUEDE.
¿Quieren saber cuál fue el problema? Que no era amor. Era una obsesión malsana, era tu necesidad de dominar hasta el ritmo de mi respiración, de qué pie ponía delante del otro, de cómo me vestía, me peinaba y me maquillaba, de a quiénes podía ver y a quiénes no, de recordarme constantemente que caminara cabizbaja para que nadie hiciera contacto visual conmigo.
Te amé, querido mío. Juro que te amé hasta el final de mis días. Tal vez si me hubieses amado tan siquiera un poco como te amaba yo, esto no habría sucedido...
Esta vez tú no escogiste ni mi ropa, ni mi maquillaje. Dejaste que mis amigas y mi madre lo hicieran. ¿Por qué no te molestó que usaran ese vestido en mí? Dejaste que me maquillaran como tanto me gustaba; pintaron mis uñas y me hicieron ver como una princesa de cuentos de hadas, la mismísima Blancanieves reencarnada, con cristal incluído. Porque todo esto lo pienso y lo grito a los cuatro vientos desde mi mente, mirándote aunque tenga los ojos cerrados. Porque desde este cristal por el que te veo llorar y decir que "no sabes lo que me pasó", yo sí lo sé.
Después de años de decirte que sí, de olvidar siquiera cómo se sentía pronunciar un "NO", ¡al fin lo hice! No quería tener un hijo; no porque dañara mi perfecta figura, como tan descaradamente insinuaste. No quería porque con 23 años teníamos aún muchas cosas por vivir; quería viajar por el mundo y conocer, pero no lo entendiste. Ahora dan ganas de reír al escuchar cómo te escudas en mi bien conocida torpeza para decir que resbalé por las escaleras. Sé que habrá justicia para ti, porque ya para mí es muy tarde. Sé que yo descansaré en paz, pero que tu conciencia no dejará que tú estés tranquilo jamás hasta que pagues por esto y... por todo.
Muy interesante el post, me agrada bastante!....
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¡Gracias! Me alegra que te haya gustado
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Usted ha recibido un upvote por la comunidad @inteligentzia y su TRAIL de curadores ya que consideramos su post de información útil y de relevancia creativa.
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Excelente relato, querida @mermaidrose, con un suspenso que va creciendo hasta el final, y tristemente la realidad de muchísimas mujeres...
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Muchísimas gracias @dolivero. Sí, lamentablemente es la realidad de un número incontable de mujeres, pero esperemos que poco a poco todas alcemos la voz en un mismo canto y la violencia de género disminuya (porque nada se extingue por completo, para nuestra mala suerte).
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