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El viejo diablo

Pensé que nunca lo harían, pero finalmente se atrevieron a entrar. Tenía que haber reforzado la puerta. Y las ventanas.

Monstruos infectos. Los oía reptar y susurrar entre ellos, seguramente decidiendo a por quién ir primero.

La puerta del sótano crujió al abrirse. El viejo diablo iba en cabeza. Notaba su fuerte respiración, casi excitada. Su aliento inundaba los pasillos y las habitaciones, revolviéndome el estómago.

Intenté levantarme, pero mi cuerpo aún no respondía. Mis ojos los buscaban por la rendijas, intuyendo sus sombras en la oscuridad.

El colgante de la habitación de Ofelia tintineó asustado. ¡Cobardes! ¡El infierno os acoja, bestias inmundas! Intenté gritar, pero de mis labios no salió nada. La impotencia hizo que me los mordiera y noté cómo la sangre inundaba mi boca. Todo mi cuerpo se rebelaba contra su propia naturaleza, en la cárcel de piedra que lo envolvía.

La oí chillar. Sentí mis entrañas secarse al sol de mediodía. Mi pequeña. Mi dulce amor. Carne de mi carne.

Movieron el pesado portón de nuestra alcoba entre varios. Ni aunque mil fuesen. Los empalaría en el patio trasero con los demás.

Descubrieron a Silvina. Amor eterno. Unas sucias garras le levantaban la tela del camisón. ¡Cómo osaban siquiera admirar su cuerpo! Oí el golpe seco que la mató. Dí gracias porque aún durmiese.

Cuando abrieron mi féretro, el viejo estaba allí, buscándome los ojos, ávido de venganza. Los cerré. Noté el calor de la plata en mi frente. Para cuando me clavaron la estaca, yo ya estaba muerto. Hace mucho.

Link de la semana 2 del concurso de microterror256 de @trenz
https://steemit.com/spanish/@trenz/concurso-de-microrrelatos-de-terror-microterror256-semana-2-vampiros