_{^{El Orza, su llanura infinita, sus fiestas patronales. Estábamos allí después de un largo viaje, conversando con un anciano que, parecía un maestro espiritual de la comarca. Nos habló de todo, su memoria me hizo recordar a la de mi madre recitando pasajes de las escrituras ya siendo octogenaria. Pero remarcó que fue testigo del poder de invisibilidad que da el gato. Jesús Pascal y su hermano Jaime (ya invisibles porque están muertos) pidieron que ahondara en el asunto. “Mejor los llevo al ritual que conlleva a la invisibilidad”; y ya estando con un grupo selecto de curiosos en una noche serena de llanura, cerca de las dos de la madrugada, sacrificaron a un minino negro después de hervir una olla de agua, porque el ritual consistía en tomarse una copa después de sancochar al felino, pero curiosamente, en el lugar estaba un borracho con una gallina debajo del brazo y sugirió que, hiciéramos un buen caldo con la gallina robada a su vecina, para pasar un poco la ebriedad en que estábamos por el asunto de la feria, y cosa maravillosa, todos estuvimos de acuerdo, dejando la invisibilidad para otro día, por que el sabor de un caldo de gallina robada no tiene comparación alguna.}}