
Todo termina donde comienza. Así es la historia circular, la vida. Y aunque jugara un tenis callejero, con una raqueta de tabla sostenida con un palo como si fuera un abanico, el juego era tan divertido, que valía todo el resplandor solar, y hoy recuerda a su contendor, un amigo entrañable, perdido en el esmog, en la delincuencia, en el evangelio, los vértices de un triángulo de una vida efímera .
Cuando un espejo no refleje, la exactitud de su otro, su imagen; estaremos en otra dimensión. Tal vez así lo concibió un artista europeo que olvidó (o sustrajo) un arete de una bella desnuda mirándose en su espejo. Tal vez así sean las aguas espejos del Leteo.
Temprano día
Y el sol que nos desborda