“Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha.”
Salmos 73:23 RVR1960
La constancia, la perseverancia y el mantenerse fiel a la palabra empeñada son características raras hoy en día, más si el hacerlo no representa un beneficio para la persona. Si bien antes se prefería morir a fallar los compromisos asumidos verbalmente, ahora se considera una habilidad estratégica el uso de la mentira o negación plausible. Es común ver adultos desentendiéndose de adolescentes que no pueden controlar, después de haberse comprometido a asumir su custodia. Cotidianamente nos apartamos de lo que no sucede como queremos, sin dedicar tiempo a corregir conductas o educar adecuadamente.
Muchos de nosotros hemos caminado en senderos espinosos, en franca rebeldía o apartados de lo que sabemos que es bueno. Y cuando casi todos los más cercanos a nosotros han desistido, alguien ha estado en cada momento a nuestro lado. El salmista lo manifiesta al decir: Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros, y se mantiene guardando nuestra vida hasta en los momentos más escabrosos. Y aunque nos encontremos apartados o ignorando Su presencia, cuando tenemos un rol que cumplir, Él nos hará sortear obstáculos hasta llevarnos a Sus caminos. Y aun descarriados, negados a cumplir con el plan del Padre para nuestra vida, se mantiene fiel hasta el último momento.
Dios no desiste de nosotros, y hasta el fin mantiene Su mano extendida, ayudándonos a pasar ilesos entre amenazas, preservando nuestra vida para que procedamos a arrepentimiento, para que nos reconciliemos, para que tengamos comunión con Él. Actuemos antes de que sea demasiado tarde. ¡El Señor te bendiga!
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